Hace poco pasó la temporada de los Oscares, para los cinéfilos es una época importante porque esperamos ver buen cine. Una de las películas que fui a ver fue Close, del director belga Lukas Dhont. A pesar de no haber ganado el Oscar a la mejor película extranjera, si ganó el Gran Premio del Jurado en el festival de Cannes.
Close se centra en un tema muy bonito, la amistad entre dos muchachos de trece años, dos niños haciendo su tránsito hacia la adolescencia. Estos amigos tienen una amistad de toda la vida, sus familias se conocen y para ellos esa intimidad que se desarrolla entre Léo y Rémy es absolutamente natural; comparten juegos, aventuras, cariño y contacto físico, ese que es espontáneo y carente de toda malicia y prejuicio. Pero todo eso cambia cuando los niños comienzan el nuevo año escolar y esa cercanía es mal interpretada por sus compañeros de clase, quienes comienzan a indagar si la relación que ellos tienen es de otro tipo. A uno de los protagonistas lo acosan sus compañeros con frases tan fuertes como “¿tienes el periodo?”, entonces el muchacho, para protegerse, decide alejarse de su amigo y dedicarse a actividades más “masculinas”, como ingresar al equipo de Hockey. Por supuesto el otro muchacho no entiende el cambio de actitud de su mejor amigo y se hunde en una tristeza de la cual no lo puede rescatar nadie.
Otro de los temas que trata la película es uno bien difícil; el suicidio adolescente, contado desde el punto de vista de los sobrevivientes a este hecho traumático para los que rodean a quien toma la decisión. Tratar de contar algo tan difícil es tarea titánica, pero el director lo logra, he ahí su maestría. Por supuesto la fuerza interpretativa de los actores es el instrumento con el que logra contar la historia, porque esta no es una historia hecha de palabras, es más de miradas, de silencios, de paisajes, de música y, a veces, sólo por pocos instantes, de dolores viscerales que se muestran en la cara o el cuerpo de los personajes.
El director Lukas Dhont tomó la idea para esta película al leer la investigación de una psicóloga estadounidense, Niobe Way, quien realizó un estudio longitudinal, con 150 muchachos a quienes hizo seguimiento desde los 13 hasta los 18 años. Lo que encontró la investigadora fue que a los jóvenes, por la presión social, poco a poco se les obliga a dejar de expresar sus sentimientos, ya que el uso de estas expresiones de cariño es visto como un algo femenino o gay. Esta brutal interferencia y pérdida de la inocencia las refleja muy bien la película, donde se ve cómo la búsqueda de aprobación de los pares o el acoso escolar pueden tener consecuencias tan fuertes como el final de una amistad o el suicidio.
Si usted es padre o madre de un adolescente o simplemente está interesado en ver buen cine, le recomiendo esta película y si le queda gustando el director, se puede ver su primera película, que se llama Girl, pero prepárese para ver expuesto otro tema bien difícil.