Uno de los aspectos más interesantes al analizar el proceso de sanación del sistema familiar es entender cuáles son mis cargas y cuáles son las de los otros. En otras palabras, cargar con mi maleta y soltar la de los demás, para que ellos asuman las responsabilidades y aprendizajes de su propia vida. Hay muchos conceptos errados en el amor, uno es el que nos enseña a sufrir por los demás: Ese acto solidario en el que una persona literalmente se “echa a morir por otro”; la esposa que quisiera morir en vez de su pareja, gravemente enferma, el padre que quisiera evitarle a su hijo la experiencia del rechazo, el hermano a quien le gustaría tomar venganza por el engaño que sufrió su hermana. Pero ninguna de estas actitudes soluciona el problema del que lo está padeciendo y sí multiplica el sufrimiento. Este es otro de los temas que trata Magui Block, en su libro Sana tu familia.
Para la terapeuta, el amor ciego se debe transformar en amor sabio, esto se logra cuando aceptamos que no podemos interferir en las experiencias de aprendizaje de otras personas, podemos apoyarlos, pero no podemos evitar que ellos vivan la experiencia, pues cada persona requiere situaciones diferentes para su evolución personal: “El otro necesita vivir lo que le pasa, sufrirlo y resolverlo”. Cuando la persona vive lo que le corresponde se fortalece, esto le permite crecer como ser humano, también es una forma de mostrarle respeto, ya que una actitud sobreprotectora lo invalida, mientras que si la persona busca y encuentra la solución a sus problemas se empodera y nosotros le estamos diciendo tácita o explícitamente “Te respeto y reconozco tu valor. Tú puedes con esto”.
La autora da unas claves para transformar el amor ciego en sabio, acá se las resumo: Siente el amor que tienes por esa persona, luego identifica “su maleta” y acepta que tú no puedes cargarla, luego reconoce tu propia “maleta”, la que tiene tu nombre y cárgala. Las maletas pueden ser enfermedades, rencores, quiebras económicas, problemas laborales, relaciones conflictivas, rupturas amorosas, la lista es larga, lo cierto es que cada quien se debe hacer cargo de sus propios asuntos, pues al respetar las historias de cada miembro de la familia, dejan de repetirse.
“Amo sabiamente: aprendo a amar sabiamente, reconozco que sólo puedo cargar mi parte. Permito que cada miembro de mi familia cargue lo suyo, aunque sea doloroso. Les doy la mejor herencia a mis descendientes al enseñarles a cargar lo suyo, en su poder y capacidad. Amo sabiamente, sólo cargo mi parte. Amo sabiamente. Permito que cada miembro cargue lo suyo. Amo sabiamente y les doy la mejor herencia a mis descendientes.”
La mayor enseñanza que deja este tema es permitir que cada quien cargue con las consecuencias de sus actos e injusticias, renunciando a tratar de cambiar lo que no se puede y evitando interferir en los aprendizajes de los demás: “Mi familia es mi universidad, cargo exclusivamente mi parte, lo que sucede en mi familia es una oportunidad de aprendizaje”.