La película Nosotras, de la cineasta colombiana Emilce Quevedo Díaz, se estrenó la semana pasada. Llegó a Manizales por cuenta de Cinespiral y esta semana hubo un conversatorio con su directora, luego de la proyección del documental. Nosotras está lejos de ser una película de ficción, en realidad es un relato íntimo y sincero, una especie de confesión de secretos y dolores de las mujeres de nuestra tierra, pues estoy segura que si este testimonio llegara a las mujeres del campo, miles de ellas sentirían que está contándose su propia vida.
Es una historia dolorosa, de mucho maltrato y negación por el simple hecho de haber nacido mujeres. Allí se ve reflejado el machismo que, tristemente, es perpetuado de una generación a otra, no sólo por los hombres, sino por las propias mujeres que han sido sus víctimas y ahora preparan a sus hijas para que sigan la cadena de dolor: las entregan a hombres mucho mayores, como si fueran una mercancía que se intercambia por carne o alguna otra cosa que la familia necesite. No son muy lejanas, son las historias de las mujeres de la generación de nuestras madres y abuelas, quizás, si alguien investigara nuestra realidad actual, encontraría que algunas jóvenes y niñas aún padecen esta situación.
He ahí el valor de lo hecho por Emilce, pues se atreve a contar la historia de las mujeres de su familia, congregadas alrededor de la abuela Sixta. Estas mujeres que no están hechas para hablar de sí mismas y de sus dolores, sólo para el trabajo duro y para parir hijos, a veces completamente solas, encerradas en un baño, con unas tijeras para cortar el cordón umbilical; único lazo que las une a esos hijos e hijas que ahora deben entregar a la vida, como nuevos peones en una cadena que parece nunca romperse. Mujeres a las que se les negó el derecho a la educación, a las que nunca se les pagó por el duro trabajo que realizaban y aún realizan.
Sin duda, lo hecho por Emilce es un acto de sanación intergeneracional, pues les permite a estas mujeres hablar para contar sus dolores más íntimos, sus peores recuerdos y también para pedir perdón y perdonar. Toda mi admiración y respeto para esta cineasta que se atreve a poner en un documental los secretos más oscuros de su historia familiar, porque hay que romper el silencio para que el maltrato y el abuso no se repitan, hay que enseñarles a las nuevas generaciones que el machismo no es aceptable.
La película también trae esperanza, una nueva generación llega a esta familia en otras circunstancias. Una niña nace rodeada de amor y aceptación; a su padre no le importa que haya nacido mujer y la recibe feliz, ella tendrá un destino muy diferente, pues el silencio se ha roto y el círculo de violencia que sometía a su familia también.
La música es otro elemento que se destaca en esta producción, fue compuesta especialmente para el documental por las hermanas Valentina y Juanita, quienes conforman el dueto “Las Añes”, las composiciones son el reflejo de nuestra cultura, de los sonidos del campo, de los silbidos de los pájaros: es hermosa.
Les recomiendo ver este documental, es importante apoyar producciones como esta, pues hay que darles voz a quienes no la tienen para poder sanar como país.