En los procesos de cambio de política pública se consideran en su formulación a las comunidades de expertos, red de profesionales o científicos sociales o naturales con experiencia probada y con relevancia en el campo (Haas, 1992), con el fin de que nos entreguen información a la sociedad y a los tomadores de decisiones para comprender la importancia de esos cambios de política. Indudablemente es un aprendizaje colectivo como bien lo está fomentando el actual gobierno de involucrar a la sociedad en la construcción de la agenda pública.
En esta línea de diseño de política, el actual gobierno de Colombia está suscitando un cambio paradigmático para el Sistema Nacional de Ciencia y Tecnología e Innovación para el buen vivir, el vivir sabroso y el ejercicio efectivo de una democracia multicolor (2022) cuyos principios rectores se fundamentan en la generación de nuevas formas de “habitar el mundo y “habitar-se” en armonía con la naturaleza. Es un modelo que inquiere a la ciencia y a la tecnología occidental hegemónica -moderna- el daño que le ha ocasionado a la naturaleza, por ello, la emergencia de “reorientar este rumbo” propio de las sociedades capitalistas que reproducen la dominación.
A manera de fortalecer esa discusión y los vínculos academia-gobierno-sociedad, se llevó a cabo, la III Prebienal Latinoamericana y Caribeña de Primeras Infancias, Niñeces y Juventudes: co-construir políticas de ciencias en clave de justicia epistémica senti-pensante, el pasado 23, 24 y 25 de noviembre en la Universidad del Rosario en Bogotá organizado por el Doctorado en Ciencias Sociales, Niñez y Juventud de la Alianza Universidad de Manizales-CINDE y las demás instituciones que integran la Red INJU de CLACSO. En este escenario, Arturo Escobar -antropólogo colombiano-, ratifica su postura, en el sentido de que, la ciencia contemporánea mide el desarrollo en términos materiales, de consumo y crecimiento ilimitado. Es una noción economicista y competitiva de la ciencia y la tecnología que ha sido erigida en detrimento del planeta. Es el debate público que abrió en julio de 2022, Moisés Wasserman -ex rector de la Universidad Nacional- interpelando el contenido del documento base (SNCTI) sobre la concepción de la ciencia moderna como hegemónica, afirmando que la ciencia ha progresado con los retos de la realidad y la experimentación, ha sido exitosa porque la ciencia siempre se acerca lo más posible a descripciones verdaderas de la realidad y, la hegemonía de la misma no se derivan de acciones de poder sino del consenso que logran algunas teorías en las comunidades científicas de todo el mundo, sin distinción política, (julio 15 de 2022).
Como se puede ver, son distinciones conceptuales que nos entregan una perspectiva dicotómica (polos opuestos), son distinciones que deberían tomar el carácter dual (dos estados que se complementan). En este sentido, es pertinente -lo comparto- para el debate en cuestión, retomar a Steven Pinker, 2018, en su libro En defensa de la Ilustración para preservar los ideales de la ciencia, la razón, el humanismo y el progreso. Según Kant (1784) la Ilustración fue la salida de la humanidad de su cobarde sumisión a los dogmas religiosos y políticos. Es la libertad de pensamiento, de expresión y del saber. Es decir, negar la importancia de la ciencia moderna y sus logros en la calidad de vida de la humanidad es como negar la trascendencia de la construcción de un paradigma alternativo para el cambio de política (SCTI) de cara al reconocimiento de la cultura plural y diversa que han cimentado otros saberes especializados históricamente relevantes.