La gran apuesta del alcalde, Jorge Eduardo Rojas, es convertir a Manizales en la gran casa de la cultura y en una ciudad turística y de eventos. Para lograrlo, transformó el Instituto de Cultura y Turismo en una empresa industrial y comercial del Estado, le cambió el nombre por el de Promotora de Eventos y Turismo y se encargará de la ejecución de la política de turismo del municipio. El anterior Instituto de Cultura y Turismo cargaba con el lastre de la mala ejecución de los últimos años y de las deudas que tenía desde el 2019, por lo que Rojas tomó la decisión de hacer borrón y cuenta nueva, cambiándole incluso su nombre y dejando en claro el compromiso de honrar las obligaciones que se tienen. La Promotora será la encargada, entre otras, de hacer la Feria de Manizales, celebrar el cumpleaños de la ciudad, del manejo de la red de ecoparques, de administrar el Teatro Fundadores y Expoferias y de los bienes de interés turístico. Así mismo, será la encargada de implementar el plan 52, que consiste en celebrar en 52 semanas, 52 eventos, con lo que se pretende promocionar en la ciudad eventos, congresos, convenciones y conciertos; es decir, poner en el radar nacional a la ciudad y así lograr que Manizales pueda ser vista como una ciudad de convenciones y reuniones empresariales. Para lograr este propósito requerirá la participación del sector privado.
Al tener esta empresa autonomía propia, contará con su propio manual de contratación, que tiene que ser una prenda de transparencia para sus ejecuciones. Hay que tener en cuenta que la Feria de Manizales, e inclusive muchos de los eventos que realizará la Promotora, requerirán contrataciones especiales, como por ejemplo las que se dan con artistas de alto reconocimiento, que por sus condiciones son contratados directamente. Contrataciones que se pueden hacer cumpliendo el marco legal de la figura de “intuito personae”. Un evento como la Feria de Manizales, por la importancia que tiene para la ciudad, por las actividades que realiza y por los altos recursos que maneja, exige un manejo transparente y un control en las inversiones, a fin de evitar sobrecostos o desviación de recursos como ha sucedido en el pasado. No es para nada fácil la actividad y responsabilidad que tiene por delante la recién nombrada directora de esta empresa.
Lo normal es que la programación de la Feria se vaya definiendo durante todo el año, lo mismo que la contratación de los eventos y de los artistas que se hace mediante la figura de vigencias futuras. El problema se presenta en el último año de Gobierno de los mandatarios, cuando no pueden por marco legal utilizar esta figura, por lo que al recién posesionado mandatario le toca firmar todos los contratos de la Feria en los primeros días de su mandato. Contratos que normalmente los deja programados su antecesor.
Para la gran apuesta de volver la ciudad la gran casa de la cultura, Rojas le dio vida a la Secretaría de Cultura, otorgándole muy buenos recursos. Por el incremento de la estampilla procultura los ingresos pasarán de $1.300 millones a $5.200 millones. Igualmente, le sumó recursos de Fondos Comunes y otros tributos, por lo que esta entidad dispondrá de una cifra aproximada a los $9 mil millones. Recursos que le darán un aire muy fuerte a la Orquesta Sinfónica, a Batuta, al Festival Internacional de Teatro, a Manizales Grita Rock y a otras actividades y eventos culturales que sin lugar a dudas han sido y seguirán siendo muy apreciados por los manizaleños y por los visitantes.
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Es necesario estar muy pendientes de la evolución del trámite en el Congreso, de la prohibición de las corridas de toros, que de llegar a aprobarse sería de un alto impacto para la Feria de Manizales. El alcalde hizo la tarea ante la Cámara de Representantes, pero no se puede bajar la guardia.
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Con el cambio de nombre de la Secretaría de Gobierno por la del Interior, se le asignaron las funciones de control del espacio público. Actividad que requiere un enorme esfuerzo, no solo por lo que sucede en la carrera 23, sino por el manejo y control de las invasiones como la de Samaria y -la más complicada- la ocupación que se tiene en torno al Monumento a los Colonizadores, en Chipre.
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De aquí a que falle el Consejo Nacional Electoral -que es una entidad política, en la que Petro tiene las mayorías- sobre la violación de los topes de la campaña del presidente -que sin lugar a dudas se dieron-, puede pasar mucho tiempo. La rasgadura de las vestiduras del presidente hay que verla como una puesta en escena -lo mismo que su “Gobierno con los barrios populares”- para su campaña presidencial, así todavía no tenga solucionado su posibilidad de lanzarse a la reelección.