Los programas bandera de la pasada Gobernación fueron los proyectos de construcción de mil viviendas y el aeropuerto de Palestina. Con respecto al aeropuerto, el anterior gobernador consiguió el apoyo del presidente Duque y que se reiniciaran los trabajos de construcción. Lamentablemente el contratista salió pésimo. El proyecto está paralizado y en espera de que el presidente Petro cumpla su promesa de apoyarlo y que se puedan reiniciar las obras.
Luis Carlos Velásquez había planteado construir 2.000 viviendas. Con el programa de bloqueras y construcciones rurales logró desarrollar 661. En lo que perdió el año fue con el programa de las Mil Viviendas que se desarrollarían en 14 municipios vinculados al proyecto. El modelo consistía en conseguir, sin un protocolo claro, un constructor-financiador que se encargara de la obra civil. Los recursos para el pago de las casas saldrían de las cuotas iniciales de los compradores y de los subsidios del Gobierno nacional y de la Gobernación. El lote lo aportaban los municipios. Sobre el papel todo funcionaba. Los contratistas elegidos no contaban con el músculo financiero para sacar adelante este proyecto y con la llegada de Petro al poder, se cayeron los subsidios nacionales, por lo que se fue al traste la iniciativa.
Fueron dos grupos los que conformó el Gobierno departamental para el desarrollo del proyecto. Al final, la ejecución de los contratos fue menos del 10%. Con el paso del tiempo, un contratista quedó a cargo de los dos contratos y en marzo de este año abandonó las “obras”. A este contratista la administración anterior le desembolsó por lo menos $12 mil millones. Por lo pronto, la Gobernación actual, que no tiene velas en este entierro, está acudiendo a instancias jurídicas para ver qué plata puede recuperar. Los alcaldes de los municipios vinculados al programa están encartados con unos terrenos abandonados, atendiendo el pago de las deudas con Inficaldas y los reclamos de ciudadanos que se quedaron sin casa.
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Petro, como buen ideólogo de izquierda, estaba convencido cuando llegó al poder de que los recursos de la Nación eran un barril sin fondo. Paró las exploraciones de hidrocarburos que son una fuente de recursos muy importante, está descapitalizando a Ecopetrol, suspendió el incremento de los peajes, subsidió el SOAT de las motos, ha malgastado los recursos públicos, tiene grandes problemas de corrupción y se quedó sin plata. Demostró ampliamente que su Gobierno es un pésimo ejecutor.
Sacó una reforma tributaria muy radical en su primer año. El presupuesto que está ejecutando está desfinanciado, por lo que tuvo que hacer recortes y todo apunta a que el del año entrante va a correr la misma suerte. Las cuentas en los recaudos son incumplibles y está proponiendo otra reforma tributaria que tiene un veneno incorporado: conseguir recursos modificando la regla fiscal, establecida para garantizar la sostenibilidad de los recursos del Estado. Modificar esta norma puede traer grandes dificultades económicas para el país y es más delicado si se tiene en cuenta que esta plata la quiere utilizar el Gobierno para la campaña del 2026.
El engaño y distracción para su aprobación es que la reforma tributaria va a bajar las tasas de tributación. La estrategia es que primero le aprueben el presupuesto desequilibrado, para después presionar la reforma y amenaza con que su aprobación, como todo un autócrata, se haga por decreto. Sus recurrentes victimizaciones evidencian su complejo cuadro psiquiátrico.