En el año 2008, mediante un fallo del Juzgado Segundo Administrativo ordenó a los municipios de Manizales y de Villamaría, a Corpocaldas, y a las empresas Aquamaná y Aguas de Manizales que deberían realizar los procesos pertinentes para la descontaminación de la cuenca del río Chinchiná. Hay que aclarar que estos dos municipios vierten sus aguas residuales e industriales al río, sin que se les haga ningún tratamiento.
Siendo alcalde de la ciudad Octavio Cardona, se asoció con el Ministerio de Vivienda, Aguas de Manizales y Corpocaldas para construir la Planta de Tratamiento de Aguas Residuales en el sector de Los Cámbulos. Antes de terminar su Administración se surtió todo el trámite precontractual para la construcción de esta planta, al momento de la evaluación de las ofertas estaba elegido Carlos Mario Marín, quien cuestionó los términos de referencia, tanto de la invitación pública internacional como del contrato que se iba a firmar, por lo que Cardona tomó la decisión de terminar el proceso de contratación.
Carlos Mario, como alcalde en ejercicio, decidió hacer correcciones a los términos de referencia y después de un largo proceso se convocó la invitación pública internacional, que finalmente fue aceptada la oferta del mismo proponente que se tenía previsto en las épocas de Cardona.
La construcción de la PTAR está recorriendo el mismo camino que transitó el Aeropuerto de Palestina, en el que al final se dio por terminado el contrato que se tenía firmado para su ejecución por culpa de un mal contratista, y todo apunta a que este proyecto no se va a materializar.
El contratista de la PTAR lleva más de un año y medio de haber firmado el contrato y, a tres meses de cumplirse su plazo contractual, ha ejecutado algo más del 5% de las actividades y lo más delicado es que abandonó los trabajos y retiró la maquinaria que tenía en la obra; razón por la cual Aguas de Manizales y sus socios están contemplando la posibilidad de terminar el contrato. Por lo pronto y mientras llegan a un acuerdo sobre la decisión, lo más seguro es que muy rápidamente se afecte la póliza de buen manejo del anticipo, toda vez que si bien el contratista presentó recibos de las compras que realizó con estos recursos, los elementos no se encuentran disponibles en la obra.
Uno de los problemas que ha tenido el contratista es el flujo de caja que se da por el sistema de pago establecido en el contrato y que se denomina por “hitos” y que consiste en que el desembolso se realiza por obra entregada y recibida a satisfacción. Igualmente, también se debe destacar que actualmente el contratista “Fypasa” tiene en ejecución otros dos contratos de plantas de tratamientos en el país y al parecer también está con dificultades con las entidades contratantes.
El proceso de la terminación unilateral del contrato, con claras razones para llevarla a cabo, traerá consigo la afectación de las garantías pertinentes, lo que muy probablemente generará para el contratista la imposibilidad para contratar a futuro con entidades estatales, e inclusive puede tener dificultades con los contratos que está ejecutando actualmente.
El riesgo para el Municipio también es alto. Inicialmente sigue incumpliendo el mandato del juzgado, pero lo más delicado es que se aplaza, y no se sabe por cuánto tiempo, el saneamiento de la cuenca del río Chinchiná.
En el gobierno de Duque había un claro interés del Ministerio de Vivienda en que se realizara la construcción de la PTAR, con sus correspondientes colectores e interceptores, contribuyendo con los recursos requeridos para hacer el cierre financiero del proyecto.
Con Petro es otra cosa. El valor del proyecto es de aproximadamente 150 mil millones de pesos, de los cuales la Nación aporta 69 mil millones de pesos, vía crédito con el banco Alemán KFW. El actual Gobierno nacional poco acompañamiento le ha brindado a Aguas de Manizales en las dificultades que se han presentado con el contratista. Además, el hecho de tener que hacer un nuevo proceso contractual, muy seguramente no va a aportar recursos adicionales necesarios para lograr el cierre financiero. Lo importante es que los dineros que se tienen destinados para el proyecto y que se encuentran depositados en una fiducia, no se vayan a perder, y obviamente se cristalice de una vez por todas la descontaminación del río Chinchiná.