Este es el estribillo que se está imponiendo en el país en los espectáculos públicos. Grito que se ha presentado en los últimos partidos que ha jugado la selección Colombia en Barranquilla para la clasificación al próximo mundial y que también se ha escuchado en algunos partidos de fútbol de la liga local. Hay que aclarar que la imagen de favorabilidad de Petro se encuentra en niveles muy cercanos a los que tuvieron Santos -en su segunda administración- y Duque, cuando llevaban un año de Gobierno. Los electores siempre están muy atentos de los inicios de un gobierno. En el caso de Petro la expectativa era muy alta. Por su recorrido político, por ser su tercera vez como candidato y sobre todo por su discurso del cambio, con lo que cautivó a la comunidad; además, de su mensaje de Paz Total y de querer mejorar las condiciones económicas de la población.
A un poco más de un año de iniciar su mandato la gente se siente insegura, los territorios están siendo tomados por los grupos al margen de la ley y la situación económica está empezando a deteriorarse. La comunidad se siente defraudada e intranquila. El grito de “fuera Petro” es una muestra del rechazo de la población hacia el presidente, así él lo quiera hacer ver como un ataque contra su familia y especialmente contra su hija adolescente. El fuerte reclamo que hizo el presidente por el suceso en el partido de fútbol que jugó nuestra selección contra Brasil, puede llegar a generar que este clamor se convierta en un “grito de batalla” y se aproveche para ser coreado en otro tipo de espectáculos y eventos. Grito que, de llegar a popularizarse, puede deteriorar aún más la imagen de Petro y complicar su gobernabilidad. No es comparable lo que está pasando con Petro con los comportamientos presentados con anteriores gobernantes. Lo normal ha sido que estas manifestaciones de la población sean parte del espectáculo.
Petro no solamente está sintiendo el rechazo de los ciudadanos en los partidos de fútbol. Los reclamos los hacen también sus contradictores y sus críticos, pero se le está complicando la situación porque también los están haciendo quienes hacen parte de su círculo interno, como lo demuestran los comentarios de Francia Márquez acerca de que no ve las ayudas que requieren los territorios, especialmente la región pacífica. El país no va a salir adelante con la salida de Petro -menos si lo reemplaza la vicepresidenta-. La solución tampoco está en los extremos, ni en las estigmatizaciones de buenos y malos. Menos en gobernantes tipo Bukele. Petro tan pronto fue elegido trató de mostrar una imagen conciliadora. Incluso en su primer gabinete nombró personas independientes a su partido político y que no hacían parte de su círculo íntimo. Lamentablemente esta actitud y comportamiento duró muy poco. Como dice la gente “da un paso adelante y dos para atrás”.
Ahora cuando está viendo que el país está empezando a tener dificultades generadas por la caída en los indicadores económicos y con el difícil trámite de sus reformas sociales en el Congreso, especialmente la de salud, está volviendo a tender puentes para propiciar un acuerdo nacional. Petro cree que con reunirse con los “cacaos” y con el expresidente Uribe es suficiente para lograr los acuerdos, los que está buscando cuando se siente con el “agua al cuello”. Quiere mostrar que hizo hasta lo imposible para lograr conciliaciones, aunque su único “acuerdo” posible es que se acepte lo que él piensa y dice. De todas maneras, es válido el ejercicio que está haciendo de sentarse con los empresarios del país y con sus contradictores políticos. Quien quita que se dé el milagro y Petro empiece a escuchar. Lamentablemente mientras no suelte su cuenta de X va a ser muy difícil que esto suceda.
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El flamante ministro de Salud reconoció públicamente, lo que los colombianos teníamos claro, que el Gobierno está comprando congresistas para que le aprueben sus reformas sociales. Estamos viviendo las épocas de la Yidispolitica, que terminó con la prisión de los ministros del Interior y de Salud de esa época.