El planeta, el país, la ciudad, las instituciones, la democracia, la política, la confianza están en crisis y, sobre todo, está en crisis la falta de compromiso en asumir nuestro rol como ciudadanos. Solo el 3,1% de la población manizaleña hizo parte en el último año de algún espacio de participación ciudadana y solo el 13% de las personas se encuentra en alguna organización o grupo social y, si bien, desde nuestro día a día deberíamos asumir nuestra ciudadanía con integridad, estamos en un momento que implica actuar en colectividad, en escenarios y espacios legítimos donde podamos ser atendidos y atender con vehemencia los problemas, situaciones y necesidades que tenemos.
Hace un par de días, en las conversaciones que estamos teniendo en Estoy con Manizales, hablábamos sobre la importancia de entendernos y asumir nuestra responsabilidad como ciudadanos (que va más allá de salir votar cada periodo). Solo reconociéndonos como un rol activo en la sociedad mitigaremos y contrarrestaremos esta falta de confianza que se ha suscitado en torno a las instituciones, empresas y algunos escenarios de ciudad.
Estos espacios con diputados, concejales, magistrados, docentes, estudiantes, periodistas, soldados, policías, empresarios y gremios nos demostraron que conversar y trabajar con propósitos colectivos son la batuta para construir desde la diferencia y dar soluciones asentadas a la realidad. Tener conversaciones difíciles (o aprender a tenerlas), da cabida a conocer y entender las necesidades, pensamientos e ideas de los ciudadanos desde todas las orillas y así ir trabajando juntos para recobrar esa confianza ciudadana que tanto nos está haciendo falta y que hoy nos detona esta crisis.
Las conversaciones y acciones colectivas de la ciudadanía se convierten en la guía de nuestras discusiones que, a hoy, han demostrado ser un espacio legítimo, idóneo y seguro para todos los actores de la sociedad que tiene el gran de deseo de construir un futuro mejor. Las conversaciones son, actualmente, la herramienta de innovación social más potente en todo el mundo. Conversar significa transformación individual y colectiva, implica respeto (reconocer y valorar al otro como legítimo), confianza (ser coherentes en el pensar, el decir y el actuar para que podamos creer en nosotros y en los otros), apertura (estar abierto a otras formas de pensar y de actuar para construir nuevas posibilidades) y solidaridad (apoyar y comprometerse con un propósito común que nos permita generar oportunidades para todos); no es ajeno que estos valores sean los que venimos trabajando por años en la ciudad y los que, sin duda alguna, deberíamos fortalecer.
En Estoy con Manizales nos hemos dado cuenta de que estamos inundados de buenas ideas y que estas no son solo eso, sino que son la solución a un montón de problemas con los que convivimos diariamente y, por encima de todo, nos acercan a esa visión que construimos como ciudad en el 2017 y que hoy asumimos como nuestra en el Plan de Ordenamiento Territorial: “Ser un territorio amable que se identifica por el bienestar de sus ciudadanos(as), que se piensa y se construye respetando las diferencias y se gobierna bajo principios éticos y democráticos…”
En el corazón de los retos actuales sabemos que está conversar, escucharnos y actuar colectivamente. La pregunta ahora es ¿qué vamos a hacer? Pero ¿qué vamos a hacer JUNTOS?