El “estamos mirando” se vuelve una forma de incumplir cumpliendo. Funciona fácil. Se muestra una preocupación y se anuncia una revisión o un estudio adicional. Luego, es solo dejar pasar el tiempo. Si al final no se toma ninguna acción, todo queda disimulado en el “estamos mirando”, con un detalle técnico pendiente, una comisión experta, unos datos todavía en construcción. “Estamos cumpliendo porque vean que estamos mirando”, pareciera querer decir el gobierno.
“Estamos buscando con técnicos de movilidad, especialmente de urbanismo, mirando dónde cabe la ciclorruta”, le dijo el alcalde de Manizales a este diario, cuando le preguntaron por la ciclobanda sobre la avenida Santander. Al preguntarle por el sistema de bicicletas públicas, dijo: “lo vamos a mantener cerrado hasta que haya un nuevo modelo” (ver en: https://shorturl.at/6g1If). Un modelo que estamos mirando, claro. Agregó que su apertura iría de la mano con la ciclorruta… la que también estamos mirando.
El alcalde ordenó que el sistema de fotomultas no sancionara por exceso de velocidad. Le pareció que un límite de 30 km/h era insensato, aunque la meta de su Plan de Desarrollo reconoce que la actual velocidad media de operación es de 22 km/h y aspira a aumentarla a 24 km/h (ver en: https://t.ly/KW6p-). Cuando se le preguntó cuál era el límite sensato, en marzo dijo a este periódico que los límites aún se estudian por zonas. En junio todavía “estamos mirando”, por zonas.
Así, el “estamos mirando” parece un sello del inicio de gobierno para temas urgentes de movilidad. Sabemos que son asuntos incómodos para cualquier político, porque son difíciles de vender y arrebatan popularidad. Entonces mostrar preocupación sin decidir puede ser estratégico para aparentar gestión.
También es posible que, salidos de la improvisación del gobierno anterior, estemos ante un gobierno cauto que no quiere cometer errores sin las reflexiones suficientes. O quizás un gobierno que aplaza las decisiones difíciles aprovechando la petición de la ciudad para que no nos improvisen más.
La infraestructura para la bicicleta sobre la calzada de la Santander parecía estudiada ya con el Plan Maestro de Movilidad, elaborado por la firma Steer Davies, y con el proyecto Campus Manizales, construido por la Universidad Nacional. El esfuerzo técnico debería estar viendo cómo hacerla realidad de la mejor manera, ¿o no? O quizás la Alcaldía debería explicar con detalle las razones por las que sigue con el “estamos mirando”.
Con cada mes que pasa, mirando, la ciudad echa para atrás en temas de movilidad. La bicicleta sigue sin ser una opción atractiva. Según la Encuesta de Percepción Ciudadana de Manizales Cómo Vamos, las personas que dijeron moverse a sus trabajos en bicicleta fueron las mismas en 2016 y 2023: un 1%. La contracara de eso es que, mientras tanto, en el mismo periodo, la gente que usaba carro o moto pasó del 20% al 40%. Con el “estamos mirando”, va a ser más la congestión, el ruido y la contaminación vinculada a la motorización, y va a ser más difícil proponerles a esas personas que dejen su vehículo.
Igualmente, mientras estamos mirando, las muertes asociadas a eventos de tránsito oscilan en 40 (2021), 48 (2022) y 41 (2023), cifras superiores a la de 2019, según los reportes del Observatorio de Movilidad de Manizales. Recordemos que, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, la alta velocidad es el principal factor de muerte o lesión en los siniestros viales.
Estábamos a la espera del nuevo Plan de Desarrollo de Manizales, aprobado ya por unanimidad en el Concejo. Allí no quedó ninguna meta sobre la promoción de la bicicleta en la ciudad, aunque sí hay un “proyecto de desarrollo y adaptación de cicloinfraestructura” para ejecutar en los cuatro años. Sobre establecer límites de velocidad tampoco hay nada, aunque sí espera reducir la tasa de lesionados en siniestros viales.
Digo que este “estamos mirando” puede terminar siendo un “incumplir cumpliendo”, en los términos en los que lo explica la antropóloga Valentina Pellegrino (se puede leer acá: https://shorturl.at/s1Tvv). Para ella, “incumplir cumpliendo” es una argucia que es posible gracias al despliegue técnico y estético de datos, papeleos y otras fórmulas burocráticas. Como este “estamos mirando” que propongo, que anuncia revisiones expertas en eterno desarrollo. Dice Pellegrino que “estas maneras de incumplir cumpliendo están diseñadas para sortear, exitosamente, los sistemas de monitoreo de las actuaciones gubernamentales, sin que ello implique lograr transformaciones sustanciales”. Esperemos, de verdad, que no sea el caso.