Mundos de la cultura son todos los trascurridos desde los tiempos más remotos, con sucesión de parcelas humanas, en territorios y en condiciones grupales. Unos se asientan en un lugar, otros en otros, y surgen condiciones en diversas formas de vida y de convivencia. Con la palabra afloran convicciones y creencias, con creciente maraña de artilugios en castas, por el dominio y la producción. Se sobrevive a tientas, y surgen unos más avispados con capacidad de tener preponderancia sobre los otros. Aparecen los relatos, las leyendas, los mitos, las narraciones orales que se transmiten hasta el surgimiento de formas de escritura que se multiplican en pergaminos, trabajo de copistas, y con asombro irrumpen los libros que pueden registrar y reproducir en múltiples ejemplares los mismos textos. Son la memoria. En ese proceso aparecen los escritores, los intelectuales, los artistas, los enseñantes,… Y la Cultura toma cuerpo de complejidad, con desarrollos en múltiples formas. De por medio, las conversaciones, los diálogos, los debates. Unos se afianzan en unas convicciones, otros en creencias distintas. Aparece el fanatismo y la polarización, con encuentros de beligerancia, y las guerras. A su vez, los armamentos tienen especial atención para el continuo desarrollo, hasta montar industrias con intereses en el dominio económico e ideológico.
En esas continuamos, con el agravamiento en la proliferación de ojivas nucleares, apostadas por todo lugar, en mares y territorios, con intimidación de unos y otros, a partir de los siniestros de Hiroshima y Nagasaki.
En ese historial por fortuna asoman personalidades asombrosas, asidas en los conocimientos, explorados, desarrollados, como guías para el mejor asidero de las generaciones sucesivas. La Grecia Clásica es un portento que sigue palpitando pasados los siglos como referente en la ciencia, el arte y el pensamiento. Hay autores contemporáneos apuntalados en aquella época, como Emilio Lledó e Irene Vallejo, entre otros, que imparten sostenidas lecciones en libros, conferencias, clases en instituciones educativas. Se trata del cuidado de la memoria que arrope el presente en continuidad, con esperanza en mejores tiempos en las sociedades, así las identidades en naciones-estado, conlleven polarizaciones seducidas por los atractivos del poder y del dinero, con la eterna disputa por los recursos naturales.
La enemistad carcome las opciones de solidaridad y cooperación. El libro es el referente y refugio, en sus diversas formas, con la avanzada de los medios digitales. Y siguen tan campantes en nuestros días Sócrates, Platón, Aristóteles, los presocráticos, los estoicos,… Montaigne, Spinoza, Alfonso Reyes…
Los libros y las bibliotecas son fortines de la Cultura, de permanente convocatoria por el saber y el compartir, con educación y esperanza.
Y en globalidad la Cultura, invento humano, se ocupa de formar la mente, con puntales de principios que deberían considerarse esenciales: la solidaridad, la filantropía, la verdad, el bien, la amistad, la belleza, la justicia, la compasión, la capacidad de pensar con información y libertad (el librepensamiento), amor a la vida propia y de la naturaleza.