En días recientes recibimos de la Presidencia de la República y del Ministerio de Educación una gran noticia para la ciudad y la región: el lanzamiento de la primera Facultad de Inteligencia Artificial en América Latina, un beneficio que ha recibido nuestra Universidad de Caldas, pero que sin duda será de provecho nacional. Personalmente, me alegra sobremanera y me llena de emoción saber que una institución tan querida por todos los caldenses recibe tan loable reconocimiento, al igual que cuando los méritos son para otras instituciones, incluyendo las privadas, que tanto han aportado al desarrollo de la región y el país.
Lo que no entiendo, y reconozco que me causa malestar, es que ante este hecho de trascendencia histórica, algunos minimicen su importancia, lo estigmaticen como un favor político, pongan en tela de juicio la legalidad del acto e incluso relativicen el mérito conferido al rector y a la Universidad. Me duele que no tengamos la tranquilidad emocional y la sensatez necesarias para reconocer de manera reposada los logros y méritos de quienes lo merecen. Por supuesto, debemos ejercer un juicio crítico para reclamar y demandar aquellas acciones que afectan la salud institucional, sin importar de dónde provengan.
Los grandes logros deben unirnos en celebración, y los desaciertos deben congregarnos en la reclamación. ¡Cuánto me gustaría que imitáramos a nuestros queridos paisas, quienes son generosos en los halagos y ácidos en sus reclamos! Estoy convencido de que este gran logro para la Universidad de Caldas forma parte del conjunto de conquistas que la actual administración ha alcanzado en tan solo veinte meses de dirección. No podemos ignorar otros logros importantes, como los terrenos asignados en La Dorada, donde se proyecta un gran complejo educativo e interinstitucional; los registros calificados para quince programas de formación técnico-profesional; la expansión de la universidad en La Dorada, Aguadas y Anserma, y la implementación de programas como “Universidad en tu Colegio”, “Universidad de Caldas en tu Pueblo” y “Universidad en el Territorio”. Además, hay logros significativos en la dirección estratégica de la Universidad y en sus políticas de democratización de la vida universitaria.
Lamentablemente, algunos actores, tanto internos como externos a la Universidad, más interesados en sus propios beneficios que en el bien institucional, han minimizado estos logros y cuestionado el liderazgo del rector, de quien estoy totalmente seguro solo lo motivan los genuinos intereses institucionales del alma mater de todos los caldenses.
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Señor rector: como caldense, como doliente de la Universidad de Caldas y como actor en el escenario educativo de la región y del país, quiero aprovechar estas líneas para agradecer su gestión y liderazgo, para animarlo y aplaudir su voluntad, y para manifestarle mi complacencia por lo que está haciendo y lo que aún queda por hacer en su periodo. Sin duda, usted está dejando un nivel muy alto para aquellos que aspirarán en el futuro a dirigir los destinos de tan querida institución. ¡Felicitaciones!