Los colombianos estamos a la espera de que el Gobierno Nacional dé a conocer el texto final del proyecto de Reforma a la Salud que presentará en el Congreso y del cual sólo ha revelado algunos aspectos. Este debe ser el punto de partida para iniciar un amplio y profundo debate que permita construir, a partir de los construido, un sistema de Salud que tenga en el centro a los pacientes y su derecho fundamental a gozar de la salud; además de igualar la financiación, para disfrutar de los mismos derechos todos los colombianos y no tener régimen contributivo y subsidiado, sino un sistema único de salud.
No cabe duda que después de 30 años la Ley 100 logró importantes avances, como el de haber alcanzado más del 95% de cobertura en salud, aumentar la financiación, menor gasto de bolsillo y resultados sanitarios importantes. Pero también arrastra problemas que deben ser subsanados, como la falta de acceso, fragmentación del servicio, posición dominante y cartera a los hospitales y clínicas que tienen las EPS. De acuerdo a la Superintendencia Nacional de Salud, se adeudan en total cerca de $23,3 billones.
Por todo esto, considero que la discusión no debe girar sólo si se eliminan o no las EPS, que es lo que ha pasado hasta ahora, sino que requiere el abordaje desde múltiples aspectos. Al respecto, considero que sí debe haber equilibrio entre los actores del Sistema, sin integración vertical. Sin embargo, determinar que permanezcan o no las EPS, es una decisión que se debe tomar a través del consenso. En tal caso, el Gobierno deberá explicar en su propuesta quién va asumir el papel y las funciones de estas entidades, para así poder establecer su conveniencia. Ahora, considero fundamental mantener el aseguramiento.
En lo que sí estoy completamente de acuerdo es que el sistema debe girar alrededor de la atención primaria, con redes integradas e integrales de servicios (privadas, públicas o mixtas), para lograr la continuidad en el servicio, sin autorizaciones, desde la promoción y la prevención hasta la rehabilitación, con intervención en los determinantes sociales. Por cierto, tengo que decir que ya existe un capítulo en la Ley 1438 de atención primaria, que ha sido parcialmente implementado por deficiencia de recursos.
Otro punto neurálgico de esta discusión gira en torno a la importancia de buscar soluciones para que el Sistema de Salud en las regiones sea diferencial, que contemple las particularidades que existen en cada territorio, especialmente en el sector rural, en regiones apartadas geográficamente y su población dispersa. Allí persiste una enorme desigualdad del servicio respecto al sector urbano. En mi opinión, la prestación del servicio debe hacerse de manera integral en esas regiones, sin barreras administrativas, que debe suministrarse por el Estado, para garantizar la integralidad.
Por otra parte, la participación ciudadana es fundamental. Estoy de acuerdo con restablecer el Consejo Nacional de Seguridad Social y los Consejos Territoriales, así podremos fortalecer la rectoría y por supuesto, la gobernanza. Además, considero que el Sistema de Información Único es una necesidad para dar mayor transparencia a los procesos, al igual que implementar el giro directo desde la Adres a los prestadores en el régimen contributivo, ya que en el régimen subsidiado existe desde que se estableció en la Ley 1438. La reforma también debe proponer, dignificar y fortalecer el recurso humano en salud, con políticas de bienestar, de reconocimiento e incentivos.
Como médica, estoy convencida de que la salud es un derecho sagrado y uno de los factores primordiales que nos permitirá cerrar las brechas que nos aqueja. Esa ha sido una de mis banderas a lo largo de mi vida pública.
Como senadora de la República trabajé para mejorar las condiciones del sector, siendo autora y ponente de las Reformas a la salud con la Ley 1122 y 1438 y de la Ley Antitabaco, entre otras. En la Gobernación del Valle, junto a la Secretaría de Salud, construimos una propuesta de redes integradas de servicio de salud en integración público-privada en todos los niveles de atención. Ahora, desde la presidencia de La U, trabajaremos activamente en el Congreso para apoyar todo lo que tenga que ver con mejorar el derecho fundamental a la salud de los ciudadanos.
La salud de los colombianos está en juego. Por eso, mi invitación al Gobierno Nacional es a que presente el proyecto de Reforma a la Salud con todo su articulado, que permita generar un debate con argumentos sólidos, información técnica y cifras reales, en el que se escuche la voz de todos los actores del sistema, los pacientes y ciudadanos. La Reforma a la Salud sí es necesaria, pero construyendo sobre lo que hemos construido durante tantos años.