“Hasta que san Juan agache el dedo” o “Hasta que san Juan no agache el dedo”. Dilema que no tiene una solución unánime. Algunas autoridades defienden la segunda versión, como la Academia de la Lengua y el diccionario de María Moliner. Enseña la primera que el segundo ‘no’ es ‘expletivo’, a saber, “una voz o una partícula que se emplea para hacer más llena o armoniosa la locución”. De ejemplo, da el siguiente: “No me voy hasta que (no) me echen”. Y el segundo anota después de analizar el ejemplo “no sembraremos hasta que no llueva”, en el que no se sabe si hay que esperar a que llueva o a que no llueva: “Por otro lado, no se ve clara la razón doctrinal de condenar el «no» superfluo en este caso, que tiene una explicación en la semejanza de sentido entre las partículas «hasta» y «mientras»”. Pero advierte: “Sin embargo, de hecho, en la mayor parte de los casos suena inelegante y esta puede ser la verdadera razón para proscribirlo”. Con lo que está de acuerdo don Manuel Seco, quien, después de proponer el ejemplo “ninguno se marchó hasta que no se acabó el vino”, dice: “Aunque es un uso normal en España, sería deseable omitir ese ‘no’ (que carece de todo sentido negativo) a fin de evitar la posible interpretación equivocada del mensaje” (Diccionario de dudas). Basa su opinión en la autoridad de don Rufino Cuervo, que en los numerales 447 y 448 de sus Apuntaciones trata minuciosamente el uso correcto de la preposición ‘hasta’. De todas maneras, siempre habrá quienes seguirán usando ese innecesario ‘no expletivo’ ‘hasta que san Juan agache el dedo’.
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Expuse lo anterior porque el corresponsal Razuvi me envió el texto siguiente en el que se emplea la locución ‘hasta tanto no’: “De acuerdo con lo que acaba de informar Aguas de Manizales, dicha cancelación se refiere a la suspensión de ejecución de las obras, hasta tanto Fypasa no cumpla con el personal mínimo...”, texto que terina así: “....hasta tanto Fypasa no corrija la situación, no pueden ejecutar trabajos en la obra”. En las dos muestras sobra el adverbio de negación ‘no’: ‘hasta tanto (que) Fypasa cumpla...’ y ‘hasta tanto Fypasa corrija...’.La locución original ‘hasta tanto que’ ha ido perdiendo la partícula ‘que’, y puede ser reemplazada por ‘mientras’, conjunción que sí requiere el ‘no’ para expresar la misma idea: “...mientras Fypasa no corrija la situación, no pueden ejecutarse las obras”.
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Así como no se puede ‘deteriorar la inseguridad’, incoherencia que traté la semana pasada, así tampoco puede ‘mejorar el robo’, aunque sí para el redactor del editorial de El Tiempo (2/12/2023), que así se despachó: “El robo de vehículos, que venía con una leve mejoría, ha vuelto a dispararse...”. ‘Mejorar’ significa “adelantar, acrecentar algo haciéndolo pasar a un estado mejor”: pueden mejorar la salud, la posición social, el clima, la economía, y aun los métodos utilizados para realizar un robo, pero no el robo en sí mismo. Como en el editorial glosado se trata del ‘robo de vehículos’ que se comete en la ciudad, la redacción debió hacerse, entonces, de la siguiente o semejante manera: “El robo de vehículos, que venía mostrando una leve disminución, ha vuelto a dispararse...”. El empleo apropiado de las palabras es necesario para expresar bien la idea deseada.
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El adjetivo ‘grande’ se apocopa únicamente cuando va inmediatamente antes de la palabra que califica (así empiece por vocal o por consonante*), verbigracia, ‘el gran estruendo que se sintió esta mañana despertó a todos’. El titular del artículo del columnista Jorge Enrique Robledo dice así: “El gran y dañino oso de Petro en Dubái” (Eje XXI, 4/12/2023). Castizamente, “...el grande y dañino...”. Sin embargo, la Academia de la Lengua enseña que, en este caso, la apócope de ‘grande’ es opcional. *Para don Andrés Bello era normal el empleo de ‘grande’ antes de palabras que empezaran por vocal. Y hay escritores consagrados que no respetan la norma general, que debería ser acatada, porque es más aconsejable la uniformidad.