Con frecuencia se les oye a los expositores pronunciar ‘pánel’ y ‘páneles’ y a los escritores se les lee ‘nóvel’ y ‘nóveles’. Como a El Fraile en la siguiente información: “...era programar una temporada de novilladas de modo que se dieran oportunidades a las nóveles promesas de la torería nacional...” (LA PATRIA, 22/10/2023). Tanto ‘panel’ (en ese caso, “grupo de personas seleccionadas para tratar en público un asunto”) como ‘novel’ (“que comienza a practicar un arte o una profesión, o tiene poca experiencia en ellos”) son palabras agudas; llanas (con acento grave, en la penúltima sílaba), su plural. Lo mismo que ‘dintel, lebrel, lendel’, cuyo plural es ‘dinteles, lendeles’ y ‘lebreles’. Nadie pronuncia ‘díntel’ ni ‘dínteles’. ¿O sí? Nota: con sus acepciones tradicionales (‘cartelón, inscripción, rótulo, pasquín, anuncio’), la palabra ‘cartel’ sigue la norma descrita. Pero con el significado de ‘asociación de criminales para lograr sus fines torcidos’, es biacentual, es decir, puede ser ‘cartel-carteles’ o ‘cártel-cárteles’. Lo mismo que ‘coctel’: ‘coctel-cóctel’, ‘cocteles-cócteles’. ¿Por qué? Por su origen, quizás, o por meras ganas de complicar lo simple.
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Es conveniente insistir, aunque sea sin resultado positivo alguno: los ‘prefijos’ –como se deduce claramente de su nombre– tienen que escribirse pegados al nombre que acompañan, por ejemplo, ‘anticlerical’. No obstante la claridad de la norma, hay especialmente dos, víctimas frecuentes de su violación. Son ellos ‘auto-’ (‘por sí mismo’) y ‘super-’ (‘encima de; de calidad superior; en demasía’). En el artículo citado en el párrafo anterior leemos: “y un tercero acabado de desempacar, de raíces manizalitas y auto trasplantado a la ciudad por voluntad del hijo de Venus y Marte”. “...autotrasplantado...”, así, porque lo que el redactor quiso expresar fue que el joven aficionado al toreo ‘se radicó él mismo en la ciudad’, no que ‘fue trasplantado en auto’. Y el editorialista de LA PATRIA escribe: “...y Villamaría, desde donde operará el súper computador a cargo del Centro de Bioinformática y Biología Computacional...” (25/10/2023). Por la misma razón, y sin más explicaciones, ‘supercomputador’, como ‘superpoblado’. ‘Súper’, adjetivo, califica la gasolina que posee un octanaje superior al considerado normal. Con naturaleza de sustantivo lo usamos coloquialmente para referirnos al ‘supermercado’.
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El vocablo ‘insuceso’ no se encuentra en los diccionarios regulares, y, seguramente, nunca lo hallaremos en ellos, porque es absurdo desde todo punto de vista. Ello es que, como el prefijo ‘in-’ indica ‘privación’ o ‘negación’, y ‘suceso’, ‘algo que sucede’, el ‘insuceso’ sería ‘un suceso que no fue’. La columnista de El Tiempo Claudia Isabel Giraldo Palacios utilizó la palabreja en el comienzo de su artículo: “El viralizado insuceso ocurrido cuando algunos asistentes a los grados de la Universidad de los Andes en el Movistar Arena intentaban estacionar...” (26/10/2023). Entonces, ¿con qué palabra remplazarlo? Según lo presentado en televisión, lo ocasionado por ese conductor descontrolado no fue un ‘accidente’, pues su conducta fue voluntaria; tampoco, una ‘tragedia’, ya que no hubo vidas perdidas ni daños corporales lamentables. De acuerdo con esto, el término adecuado puede ser ‘incidente’ (“disputa, riña o pelea entre dos o más personas”); ‘atropellamiento’, también, o ‘atropello’ (“acción o efecto de atropellar”) o, llanamente, ‘hecho delictivo’. Cualquiera de estos y muchos otros, menos ‘insuceso’.
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En el primer cuadro, Mafalda lee: “Conócete a ti mismo”. En el segundo, reflexiona: “Buen consejo”. Y en el último, decide: “Pero hoy no tengo ganas de estar haciendo turismo por adentro mío” (El Tiempo, Pasatiempos, 29/10/2023). Los pronombres posesivos ‘mío, tuyo’ y ‘suyo’ (a veces, adjetivos) no pueden utilizarse para formar complementos circunstanciales de lugar, solamente para complementos genitivos (de posesión), verbigracia, ‘yo estoy en mi casa; ella, en la suya’. También, predicados, por ejemplo, ‘ésa es su casa, y ésta, la mía’. A Mafalda hay que enseñarle castellano y decirle que la expresión correcta de su decisión es ésta: “Pero hoy no tengo ganas de hacer turismo dentro de mí”.