En un interesante artículo sobre las carreras de caballos en Manizales, el señor Pedro Felipe Hoyos Körbel cita las siguientes palabras de ‘Renacimiento’, periódico de comienzos del siglo XX: “Para mañana se anuncian otras (carreras) que de seguro estarán aún más concurridas, por verificarse en día festivo” (LA PATRIA, 29/5/2024). ¿Está mal empleado en esta oración el verbo ‘verificar’? Sí, creo yo, porque etimológicamente no tiene asidero alguno, pues ese verbo viene del latino ‘verificare’ (de ‘verus-a-um’, -‘verdadero, bueno, justo, legítimo’, y de ‘facere’, -‘hacer’), que significa ‘hacer pasar como verdadero’. Sin embargo, para la Academia de la Lengua sí está bien empleado –aunque no sé por qué–, pues le da en su diccionario una segunda acepción –que la tienen todos los diccionarios consultados–, la de ‘realizar, efectuar’. Su primera acepción, “comprobar o examinar la verdad de algo”, y la tercera, “salir cierto o verdadero lo que se dijo o pronosticó”. Las únicas que debería tener. Pero yo no soy quien para controvertir ese asunto. Al fin y al cabo, ‘doctores tiene la santa madre Iglesia’... No obstante, su empleo con ese significado desapareció o está desapareciendo. 

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Si en apuntaciones anteriores afirmé que los adverbios de tiempo ‘antaño’ y ‘hogaño’ tienen la preposición ‘en’ incorporada, con mayor razón se puede decir lo mismo de la preposición ‘de’ en los adverbios de lugar –también preposiciones– ‘allende’ y ‘aquende’, pues, no sólo la tienen incorporada, sino que es parte de ellos, porque, como lo enseña Corominas, en un principio (1056) se escribían ‘allén de’ y ‘aquén de’, por lo que redunda después de ellos. En el error incurrió el columnista Álvaro Gärtner Posada en esta frase: “El torneo de Ginebra alborotó nostalgias y unos soñadores quisieron sacarlo allende de las fronteras municipales” (LA PATRIA, 31/5/2024). “...allende las fronteras”, correcta y armoniosamente. ‘Allende’ (del latín ‘illinc’, -‘de allá, de aquel sitio o lugar’) quiere decir ‘de la parte de allá’; como preposición, ‘más allá de’. ‘Aquende’ (del latín ‘eccum’, de ‘ecce’, ‘hé aquí’, y de ‘inde’, ‘de allí’) significa ‘del lado de acá’, por ejemplo, ‘aquende el río Guacaica’. Nota: a ‘allende’ El Diccionario le da el significado de ‘además de’, y propone este ejemplo: “Allende de ser hermosa, era discreta”. Cacofónico, sin duda. 

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El lector José Albeiro Marín Toro me escribe: “Esta mañana (30 de mayo), un periodista del canal Caracol lo usó para referirse a una mascota que murió en un atentado a su dueño, y dijo: ‘La mascota, quien tenía doce años con su dueño...’ ”. Y se pregunta si en esta información está bien empleado el pronombre relativo ‘quien’. De ninguna manera, porque actualmente este pronombre, además de ser variable en número, se refiere única y exclusivamente a personas, expresadas o no, por ejemplo, ‘este fulano, de quien tanto se ha comentado...’ y ‘quien ama el peligro, en él perece’. Dije ‘actualmente’, porque, como lo he anotado en muchas oportunidades, en la época de los clásicos era, no sólo invariable en número, sino que se aplicaba indistintamente a personas y cosas. 

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Nota de primera página de LA PATRIA: “...y empresas de Pereira invertirán cerca de quince mil millones en la Planta de Tratamiento de Agua Potable (PTAP)...” (30/5/2024). Al doctor Fernando Gómez Bermúdez le sonó mal el uso de ‘tratamiento’ en esta nota. Y con razón. Ello es que ‘tratamiento’, entre muchos de sus significados (‘tutear’, por ejemplo), tiene el de ‘procedimientos y medicinas de que se vale el médico para curar o aliviar enfermedades’. Por extensión, también se llaman así ‘los procedimientos, sustancias e instrumentos de que nos valemos para reparar lo defectuoso y purificar lo contaminado’, que no es el caso del ‘agua potable’, que, apta ya para el consumo humano, no requiere ‘tratamiento’. Ya lo tuvo. Mejor, ‘Plan de tratamiento de agua cruda’ (PTAC), como lo dice en el cuerpo del artículo (pág. 4): “El fin, tratar el agua cruda que se toma desde Riosucio y que suministra el líquido...”.