Un hombre nacido el 19 de octubre de 1882 inclinó su vida a la investigación con miras a inventar medios que llenaran de asombro a la humanidad. Con su hermano Luis, Augusto Lumiére buscó la manera de reproducir en pantalla grande lo que no lograba con la fotografía.
En 1885 regalaron al mundo su gran invento, el cinematógrafo que se fue perfeccionando con el tiempo y hoy constituye parte de nuestra vida; también lograron el 1903 adentrarse en la fotografía a color que es lo corriente en cualquier parte del mundo. La gratitud debe ser perenne para estos hermanos Lumiére por su aporte a la humanidad en el recto uso de la ciencia.
En otra parte del mundo nació el 19 de octubre de 1939 una mujer que impactaría por su aporte a la rectitud de la existencia. Ella nació en Suiza en una familia de seis hijos. Amiga del estudio, del arte, de la cultura. Llegó a dominar cinco idiomas, tener un título universitario, una influencia en el mundo de la cultura.
Se apegó a España porque le abrió puertas para el intercambio cultural: eran frecuentes los vuelos entre Barcelona y Suiza: conferencias, visitas a museos, diálogos abiertos, todo ello con el fin de aportar una mejor calidad de vida para la humanidad.
Un día sorprende a todos: decide entrar a la orden contemplativa en Mataró y hasta llegó a hablar de instaurar una “universidad de la mística” para traer sentido a la vida a quien ingresara al mundo del mayor conocimiento.
Desde allí enriqueció su vida con mayor cercanía al Evangelio, a los escritos de Teresa de Jesús, Juan de la Cruz, Isabel de la Trinidad y otros autores. Era requerida para llevar sus propuestas en muchos centros universitarios y de pensamiento.
Esta mujer llamada Cristina Kaufman afirmaba que estaba en el mundo “como contemplativa en la espera de la cotidianidad” afirmando que la Fe lejos de alejar de la existencia en y dentro del mundo era una fuerza poderosa para no perder el rumbo de lo auténtico, lo real, lo feliz.
Murió el año 2006 a causa de un agresivo cáncer linfático cuando tenía 67 años. Entre sus escritos cercanos a su lecho se encontraron algunos papeles con frases como estas: “amiga, te dejo acá…te queda Dios...te queda todo”, “hay Alguien a quien le agrada que yo viva...es Dios y la iglesia”...