No me lo contaron, lo viví en carne propia. Dentro de las muchas cosas que hago también está el arte, semanas atrás tuve la posibilidad de ensayar y presentar un espectáculo en el Centro Cultural y de Convenciones Teatro los Fundadores.
La triste realidad es que con el paso del tiempo, cada vez que llegamos a ensayar se evidencia más el deterioro físico del teatro. El primer absurdo: un baño habilitado para más de 100 personas, la sala de ensayos con varios espejos rotos y ni qué decir de la humedad. Pero bueno, digamos que esas nimiedades solo afectan a los artistas (acostumbrados a administrar pobreza), y no al público o a los empresarios.
El espacio (tal y como lo dice su nombre) está concebido para espectáculos culturales que incluyen: danza, teatro, música, y que además generan ingresos para el municipio por su alquiler.
Así, lo más grave, es que desde hace aproximadamente unos 7 años, es decir dos administraciones de la Alcaldía, quien lo alquile, debe presupuestar sus propias luces y sonido si quiere que el espectáculo le funcione, de lo contrario se atiene a los malos resultados de cuenta de esto. Sin embargo, las tarifas son las mismas, lo cual es un abuso por la posición dominante, al no existir otro espacio en Manizales con el mismo aforo (1232). Por lo mismo, y entendiendo esta responsabilidad, deberían ofrecer las mejores condiciones.
Pero al contrario, deja mucho que desear para un empresario las precariedad actual: no hay iluminación adecuada, el sonido está sin bajos, no hay micrófonos suficientes, hay pocas patas para los telones, la tramoya está sin mantenimiento, solo hay dos técnicos del teatro, la plataforma giratoria del escenario no sirve, cinco barras de iluminación están sin freno, el sistema de la cortina no funciona siempre, el ascensor del piano está ligeramente descolgado, y no logra tenerse homogeneidad en el piso, poniendo el riesgo la integridad física de los artistas.
A los problemas de la infraestructura, se le suman los errores logísticos en la asignación de fechas, inconcebible cuando hay tantas herramientas tecnológicas para automatizar estos procesos. Programación desactualizada en la web en archivos PDF, y el afán exagerado por sacar a la gente de la sala a los pocos minutos de terminar los espectáculos.
Pareciera que se han preocupado más por operar una cafetería y por vender comida y licor, dicho sea de paso, nada de más mal gusto en un espectáculo cultural. Me sorprendí días atrás, al toparme con un par de conciertos donde había venta de cerveza y productos de la Industria Licorera, era el patrocinador, pero ¿Quién controla a los borrachos?, y sin mojigatería: ¿Será Fundadores un espacio para eso?. Y sí, también hay encuentros académicos, políticos o comerciales, pero como lo dice su nombre es un centro cultural, aunque no parece que fuera su prioridad. ¡Cultura al mejor postor!
Que este sea un llamado a los entes de control a revisar este activo tan valioso de la ciudad desde 1965, antes de su muerte inminente de seguir así, y que hoy administra Infimanizales, a través de un convenio con el Instituto de Cultura y Turismo de Manizales (ICTM), quien además dice en su web con respecto al Teatro: “Se encuentra equipado con tecnología de última generación, lo que permite la realización de eventos de alta calidad, como obras de teatro, conciertos, presentaciones de danza y eventos corporativos.” (https://ctm.gov.co/teatro-fundadores/), parece chiste, pero es verdad.
Espero que las próximas administraciones (Alcaldía y Gobernación), si le dan a la cultura el valor que se merece, porque lo que viene pasando en general, deja mucho que desear.