Esta vez la columna me cayó el 31 de diciembre. ¿De qué más puede hablar uno el día que se acaba el año, sino es del balance del 2022 y las metas del 2023? Así que hoy escribo de la vida, tal vez no es una buena idea hablar de las tendencias del mundo digital, sería un tema aburrido en días de desconexión, donde mucha gente desde el 15 está en modo Navidad.
No soy coach, ni profesional de la salud, pero desde hace muchos años, y justamente por momentos muy difíciles de mi vida, he tenido clara la importancia de trabajar el cuerpo, la mente y el espíritu para tener equilibrio. De hecho todos los expertos siempre ponen como pilar el ejercicio, el sueño y la buena alimentación, más allá de los intereses particulares.
Nunca fui deportista, pero desde hace 10 años entendí que para cuidar mi salud, incluyendo la mental, el ejercicio debe hacer parte de mi cotidianidad. Esa liberación de endorfinas es vital, sobre todo cuando tengo mucho trabajo y la ansiedad me agobia. Pero por otra parte, hacerlo es invertir en la vejez (si llego allá), muchos males son buscados en la vida.
Por supuesto, no fue fácil llegar al punto, donde ya me hace falta hacerlo y el cuerpo me lo pide. La voluntad hay que fortalecerla, porque a veces me seduce la idea de quedarme durmiendo.
También me han resultado de mucha utilidad las herramientas de bienestar digital para cuidar del sueño y del tiempo, disponibles en todos los celulares. Vale la pena aprender a manejarlas.
Crear hábitos es todo un reto, allí radica un aspecto fundamental para alcanzar los objetivos. Hay quienes recomiendan el método de los 21 días seguidos, pero otra teoría afirma que deben ser 30. Lo otro que sugieren es cambiar un hábito a la vez, como dice el refrán, “El que mucho abarca poco aprieta”. Las metas además deben ser alcanzables, de lo contrario se puede generar frustración, siempre un paso a la vez, como dice Antonio Machado en sus versos: “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”.
Otro aspecto fundamental es la conciencia y el autoconocimiento de nuestras capacidades y límites. Cada quien tendrá sus propias y variadas metas: familiares, personales, profesionales, económicas, etc. Pero nada es mágico, creo que muchos libros y teorías de autoayuda desdibujan el cómo alcanzarlas.
Los sueños sí se cumplen, pero más allá de los rituales propios de esta fecha o de pintar el mapa de sueños (técnica bastante útil), hay que tener foco y trabajar arduamente para conseguirlos. En cualquier caso vale la pena incluir lo que como individuos queremos devolverle al mundo.
Hoy cuando pongo mi espejo retrovisor, agradezco y valoro inmensamente cada paso del 2022 por duro que haya sido, todo hace parte de mi proceso de aprendizaje.
A ustedes lectores les deseo para el 2023 lo que necesiten aprender para crecer, la vida es la mejor maestra y como dice Rubén Blades (uno de mis cantautores favoritos), ”Maestra vida camara’a, te da y te quita, te quita y te da”.