Otra salida en falso del Once Caldas que, con las angustias propias de las perdidas continuas, pendiente de un punto de seis disponibles, con rivales difíciles, redujo el margen del error a límites inesperados.
Exaltada la afición con los goles de Dayro, no vio los vacíos en el rendimiento que tanto se advirtieron, que algunos justificaron en la paranoia arbitral, con señalamiento a los críticos por aguafiestas.
El Once regresó a los viejos hábitos del mal juego, redujo la carga ambiental y volvió a las fisuras en el apoyo emocional, por la incapacidad para resolver los últimos partidos, con réplicas futbolísticas inofensivas.
- Positivos
El domingo, Caracol televisión, en su espacio "Expediente final", evocara al fallecido Javier Giraldo Neira.
El llamado “maestro de maestros”, versátil, de oratoria brillante, comentarista de lujo, el mejor que ha producido la ciudad y uno de los más destacados en la historia de la prensa en Colombia, fue inspirador desde su estilo de los periodistas deportivos de la ciudad, que hoy gozan de reconocimiento nacional. De Javier, quien murió en 2018, tengo los mejores recuerdos, los que refresco con frecuencia.
En mi archivo reposa un comentario suyo, después de la eliminación de la selección Colombia ante Perú, previa al Mundial de España, el mismo día que, el técnico Carlos Bilardo amenazó con suicidarse, lanzándose desde el quinto piso del Hotel Savoy en Lima, decepcionado por la actuación de los futbolistas que dirigía.
Extasiado escuché su arenga de castigo a los jugadores y los entrenadores, con especial lucidez, durante media hora ininterrumpida. Era yo su segundo comentarista.
La guardo con especial cuidado, como el último discurso radial de mi hermano Juan Augusto, en Caracol Manizales, tras un juego del Once en Cartagena.
Sentenció premonitorio al término del partido y en el remate de su comentario: "Me voy porque el mar me espera". El mar traicionero se lo tragó esa noche.
- Cambio de frente
El sábado a las seis, estaré como invitado central en Caracol TV, en "Se dice de mi". Muchas historias saltaron de mi memoria, en la entrevista, hecha en Manizales... en mi "Manizales del alma".
La que defino como "Mi colina iluminada", "La montaña mágica", o "La aldea tropical".
Donde se le rinde un culto a la habladera, como terapia grupal, la gimnasia verbal predilecta de García Márquez. Sede del Once Caldas al que aprendí a amar desde mi cuna, con sentimiento innegociable, la "Ciudad anti infarto" donde se vive a diez por hora.
Son tantos los episodios de mi vida que esta vez compartiré. Mucho te sorprenderán, sin la pretensión de un ególatra charlatán, rindiéndole, al contrario, un homenaje a mis maestros y a mis amigos. Desde las distinciones por mi trabajo, hasta los pasajes tenebrosos y oscuros, que me atribularon cuando temporalmente se desinflaron mis sueños.
No te defraudaré.