Hablar de fútbol, no es saber de fútbol.
El fútbol embellece o envilece desde el rendimiento de los futbolistas y los resultados.
El efecto de los fichajes en los clubes se conoce en la cancha cuando rueda la pelota y no con los prejuicios, con aprobaciones o descrédito desde los conceptos ligeros de quienes tienen una vaga concepción de sus aptitudes.
El Once Caldas toma forma, lentamente, entre confirmaciones, rechazos, aceptación, rapiñas informativas y rumores callejeros. Los fichajes le dan fuerza al optimismo, cambian la cara, refrescan la nómina y, sin una inversión ambiciosa, representan un proyecto diferente, con futbolistas jóvenes, distantes de su ocaso.
Por lo anterior varios aficionados han abandonado la franja de los despechados, amargados y resentidos, con cambio de página para abrir otro capítulo. Quisieran ellos ver al Once Caldas plagado de figuras, pero son aterrizados frente a la realidad del mercado.
No son de renombre los futbolistas incorporados. Sobresalen Iván Rojas, el portero Mastrolía, Mateo García y Micolta, el joven extremo de ataque. Los restantes son expectativa.
Sigo convencido de que el mejor fichaje es Dayro, garantizada su continuidad, a pesar de los rumores sin fundamento que lo alejan del club. Todo lo tiene convenido. Aún se le pueden dar retoques a la nómina, especialmente en el ataque.
Defensas no se buscan, para silenciar de una vez por todas la versión sobre Cristhian Zapata, a quien las ligerezas hicieron jugador del Club por unas horas, mientras paseaba con sus familiares y amigos por un centro comercial de Manizales.
La fiesta
El fútbol es mi banda sonora. Mi placer mayor está en las canchas. Vi correr el balón en Villamaría, en la final de La Copa LA PATRIA Juan Augusto Jaramillo, con lujo en su organización, jolgorio de la hinchada, en un estadio insuficiente por la asistencia desbordada y el entusiasmo del público presente.
Futbolistas jóvenes en proyección fueron los protagonistas centrales, nutrientes en el cambio generacional en el campeón Once Caldas y en el digno subcampeón, Deportivo Pereira.
Fueron muchos los futbolistas vistos en varios clubes, con entrenadores calificados, a lo largo de un vibrante torneo que enalteció los valores del fútbol entre amigos y familiares y aficionados ávidos de fútbol.
Fue, la de cierre, una fabulosa tarde para los aplausos y las celebraciones, los que el Palogrande se ha robado por la incapacidad de los futbolistas rentados...
Jornadas de tertulia, café y empanadas que me permitieron reafirmar el apego por el fútbol de barrio, el aficionado, entre conocedores, críticos inflexibles y futboleros apasionados.
El fiasco
El del partido programado con beneficio humanitario, sin el visto bueno del Once Caldas, que sirvió para poner en el ojo del huracán al alcalde de Manizales, de nuevo con sus bandazos, y al presidente del club Tulio Castrillón por la negativa a ceder el escenario.
El programa nunca cumplió los protocolos exigidos. Por ello su cancelación. Los eventos no se realizan por capricho, al margen de lo establecido, lo pactado y lo escrito.
La indignación general se amplificó porque era evidente la influencia de algunas partes interesadas. De una controversia se pudo saltar a un mal mayor, planteado: el cambio de sede para el Once Caldas. Así, a pesar de que se niegue, estuvieron las cosas, algo más grave que hacerles genuflexiones a los argentinos que alguna vez nos irrespetaron.