En épocas de recesión y reproches, un triunfo del Once Caldas que alivia y eleva la moral, recompone el afecto y rescata, en parte, la confianza.
Poco o nada más para contar. Fue una tarde de lo mismo, con fútbol sufrido, con la monotonía del arranque que se disfraza en la falta de ensamblaje.
El optimismo después de lo ocurrido sigue siendo moderado. No fue el fútbol esperado, de un equipo nervioso, sin rumbo y enredado, que vivió las alegrías en dos estupendos goles, desperdició el primer tiempo, tuvo un fallo favorable desde el VAR, atacó poco y enfrentó emergencias y urgencias, hasta el pitazo final.
Dos chispazos de Arce, un gol de Mera y uno de Dayro en estado de gracia, dispuesto pronto a tocar el cielo con su anhelado record goleador, alteraron el ambiente.
El Once Caldas jugó con el corazón cuando perdía, cuando las expulsiones lo diezmaron y cuando, por las circunstancias, jugó acorralado en los minutos iniciales y en los tramos finales en del partido.
En ese fútbol, Jorge Cardona fue un símbolo. Lo dio todo. Lo suficiente para entrar al podio de las figuras, compartido con Dayro, y Aguirre, guardameta explosivo, ágil, atajador, de reconfortante estreno, aunque alguna duda tuvo en el rebote que dio paso al primer gol.
Importantes los retoques de pizarrón del entrenador, cuando visibles eran los fallos en los cierres defensivos, lentos los anticipos y se le otorgaba comodidad con espacios al rival para maniobrar.
Así se produjeron el primer gol y las expulsiones, por llegar tarde a la pelota y no lograr el previo control.
No está firme el Once en la defensa, muy solitario en la marca se ve a Iván Rojas, poco respaldo tiene en esa tarea en los laterales y no encaja Esteban Beltrán como socio en la recuperación.
Fueron pocas, diría muy pocas, pero influyentes las esporádicas pinceladas de Billy Arce, quien consolida día a día su asociación con Dayro, con impecable memoria de juego, con pases precisos e instinto y oficio para jugar cerca al área, como asistente de gol.
Hay aspectos sensibles por corregir, que empiezan por el encuentro del equipo tipo, la identificación de debilidades y fortalezas, la conexión entre futbolistas para el fortalecimiento del juego, el control sobre la pelota y el dominio de los nervios que lo hacen tenso y sin naturalidad.
Mucho fútbol se necesita para consolidar la recuperación.