Y no exagero... tantas veces el Club y sus seguidores fueron más que los dirigentes y los futbolistas. La invasión al campo, de esta semana, premeditada, con sus lamentables consecuencias, se veía venir, sin previsiones. La indignación a tope y la tolerancia en cero.
Los resultados fueron el detonante para el desenfreno.
¿Sabes que es una de las causales para llevar un equipo a otra plaza? Algo que con beneplácito han comentado, amenazantes, algunos dirigentes.
Confieso que nunca soñé ver al Once Caldas campeón de América, pero lo disfruté al máximo.
Tampoco vivir el calvario actual en la pobreza futbolística, arruinados y acorralados los sueños de los aficionados, acosado por las estadísticas, en permanente zozobra y en zona de descenso.
Los problemas se agudizan y no hay soluciones. O las hay, pero no hay quien las aplique, porque los directivos evitan explicaciones con incompetencia, aprovechando a sus amigos periodistas, blandos y sumisos, con la "biblia de las disculpas" bajo el brazo.
Hace años el Club transita por las vías de la autodestrucción, con pocos triunfos, sin admitir autocrítica, con saltos constantes al vacío, sin percatarse de sus efectos.
Viviendo placeres efímeros o ficticios, derrochando el dinero con fichajes inútiles, en millonarios indemnizaciones y sin compromiso con los hinchas, a los que exprime.
No sabe que es luchar, triunfar o morir con buen fútbol o a sangre y fuego, como ocurrió en el pasado en la Libertadores.
Las barras bravas acaban con el fútbol, por eso no las justifico. Pero también los dirigentes cuando desconocen la importancia productiva de la mezcla fútbol y negocio.
En este viaje al abismo, lo que veo nunca lo vi, a pesar de las inolvidables crisis del pasado cuando el Once Caldas puso en riesgo su supervivencia. Otros tiempos, otro Once, hasta que llego el fatídico día en el que vender era subsistir. Desconozco los tejidos secretos de estos momentos de zozobra, pero rechazo los intentos de agresión a los futbolistas, a los logísticos y las amenazas a los dirigentes.
Me quedan mil y una reflexiones. "si quieres ser ave, levanta el vuelo... si quieres ser gusano, no grites cuando te pisen". En los estadios no se vive de tatuajes, de espejos, de arrogancias. Se vive de fútbol con la debida valoración de un triunfo. El sentimiento Once Caldas no se vende ni se arruina, especialmente por las manzanas podridas que atacan desde adentro. Ya se conocen.