Hace un par de semanas, en la misma ubicación del naufragio del Titanic, hubo una nueva fatalidad en la cual se repitieron errores de cálculo y vanidad. Vanidad que compartieron los cinco tripulantes que pagaron cada uno doscientos cincuenta mil dólares para observar a través de una ventana diminuta los restos sumergidos de la famosa embarcación. El sumergible Titán, operado por la empresa OceanGate, pretendía descender a una profundidad de 3.800 metros con algunos vacíos técnicos en el estudio de los materiales y su resistencia a las condiciones extremas del lecho marino.
A inicios del siglo XIX, Alexander Carlisle participó en el proceso de diseño del Titanic y sugirió incluir más botes que salvaguardaran la vida de un mayor porcentaje de pasajeros en caso de un accidente. Su recomendación fue descartada, ya que el equipo constructor presumía que este mega barco era “insumergible”. Además, alegaban que al poner más elementos en la cubierta se afectaría la estética de la embarcación.
La historia se repitió con David Lochridge, piloto e inspector de submarinos, quien fue despedido de la compañía OceanGate en el 2018, después de manifestar que se debían realizar pruebas sobre el sumergible Titán con el fin de cumplir con los estándares de seguridad (diseño y materiales) para llegar a la profundidad en donde estaban los restos del Titanic. Los cálculos matemáticos de ambos profesionales (Carlisle y Lochridge) no fueron considerados y se tomaron decisiones con resultados catastróficos que aún lamentamos.
Hoy, cuando salen más detalles que validan la hipótesis de implosión del Titán y ganan relevancia las recomendaciones realizadas en temas de seguridad por Lochridge, encontramos que los datos en el desarrollo de cualquier proyecto son fundamentales. En áreas como la medicina, la construcción, la tecnología, entre otros, los datos deberían ser la piedra angular en la toma de decisiones. La Información, organizada previamente, nos servirá para identificar tendencias y variaciones comparativas con el fin de tomar decisiones de mejora continua. En el caso del sumergible, posiblemente no se tomaron en cuenta los registros de inmersiones anteriores con el fin de evaluar el desempeño de los materiales y así tomar las acciones correctivas para evitar esta tragedia.
En la era de la digitalización, la lectura y administración de los datos se ha convertido en una tarea más sencilla y varias organizaciones han dejado de tomar sus decisiones con base en la intuición para tomarlas con datos e información. El principal propósito de la dataficación será el de construir un futuro sostenible para los seres humanos, simplificando tareas mecánicas. La inteligencia artificial es un ejemplo de esto. El hábito de basar las acciones en los datos nos permite tomar mejores decisiones, puesto que la información y los datos son una herramienta fundamental para reducir el riesgo en el desarrollo de una actividad y ayudan a pasar de conversaciones subjetivas, muchas veces metafóricas, a conversaciones más objetivas y concretas. Es más, la información adecuada evita que dejemos partes fundamentales de los procesos al azar.
El pensamiento crítico es alimentado por los datos y a su vez es un motor que incentiva la creatividad para dar soluciones a situaciones adversas. El manejo responsable y ético de la información nos permite aprender de los errores del pasado, tomando decisiones con menores riesgos y aprovechando el conocimiento que tenemos a nuestra disposición.