Durante 96 años la Federación Nacional de Cafeteros (FNC) ha estado al lado del productor, buscando su bienestar, acompañada siempre del Gobierno Nacional de turno. En la actualidad la situación no es diferente, aunque varios factores han creado un ambiente y una oportunidad para socavar las bases de esta centenaria institución que ha sido el pilar de la caficultura en Colombia y un motor para el desarrollo del país.
El principal desafío tiene que ver con la forma de enfrentar el comportamiento adverso que han tenido recientemente las variables que forman el precio interno de compra del café al productor. Una brusca caída de los precios internacionales del café debido a circunstancias atípicas como una reducción en la demanda a nivel global, a pesar de que la balanza producción/consumo se encuentra en equilibrio. Un normal desarrollo de la cosecha actual en Brasil, acompañada de un clima favorable, han presionado también las cotizaciones a la baja.
El diferencial o prima, que en los últimos dos años se había mantenido por encima de 50 centavos de dólar sobre el precio de bolsa, se ha desplomado a niveles de 15 centavos, influido por el alto precio del café al consumidor. Es importante destacar que esta disminución no se debe a problemas de calidad ni a mezclas de otros orígenes con el café exportado, pues ningún cliente de la Federación se ha quejado al respecto.
Otro factor que ha afectado el precio interno es la caída de la tasa de cambio como consecuencia de variables externas y de la percepción de estabilidad en el país debido a la no aprobación de ciertas reformas por parte del legislativo.
La única forma de mitigar la caída del precio sería utilizando los recursos del fondo de estabilización para compensar la diferencia entre el ingreso de venta y el costo de producción. Infortunadamente el fondo tiene hoy restricciones normativas que impiden su utilización para este propósito y además los recursos que tiene disponibles son insuficientes y requeriría entonces apoyo del Gobierno con recursos del presupuesto nacional.
Además de las variables económicas desfavorables, enfrentamos injustos cuestionamientos por desconocimiento de la realidad o por el interés de obtener réditos políticos poniendo en duda la labor y los logros indiscutibles de la institucionalidad cafetera. Algunos actores, que no resultaron elegidos como parte de la dirigencia, y que se autodenominan como representantes de los productores, proponen quitarle la administración del Fondo Nacional del Café (FoNC) a la Federación. Esta propuesta es un exabrupto ya que la Federación es el único gremio que representa legítimamente a los caficultores y las cifras históricas respaldan la eficiencia y la idoneidad en el manejo del Fondo.
También se han magnificado y tergiversado situaciones coyunturales como la aparición de café robusta importado mezclado en unos lotes de calidades inferiores comprados como materia prima para Buencafé liofilizado y que debería ser café de origen colombiano. Gracias a los excelentes protocolos y controles de calidad de la fábrica se detectó a tiempo y se aplicaron los correctivos necesarios. Sin embargo, es importante aclarar que este episodio aislado no significa que en Colombia se importen cafés inferiores y se mezclen con el café de exportación. La calidad del café colombiano sigue siendo reconocida y apreciada por nuestros clientes.
La legitimidad de la actual dirigencia es indiscutible pues el 55% de los caficultores del censo electoral –cerca del 80% en algunos departamentos--participaron en las Elecciones Cafeteras del 2022 y eligieron a más de 4.800 representantes en todo el país para formar parte de la dirigencia municipal, departamental y nacional. Todos los elegidos son caficultores y por tanto representan la base de esta institución, lo que garantiza una representación legítima y democrática. Es importante desmitificar el argumento infundado de que existe mucha burocracia en la Federación. Los empleados de la entidad hacen parte de un equipo preparado y dinámico que trabaja para proveer los bienes públicos a los caficultores. En los últimos años se ha priorizado la eficiencia en el manejo de los recursos, respondiendo al mandato del Congreso Cafetero, la máxima autoridad del gremio.
En resumen, la situación actual presenta desafíos para los productores de café en Colombia. Sin embargo, la dirigencia local y nacional es consciente de estas dificultades y está trabajando arduamente para hacer de la actividad cafetera una labor sostenible y próspera. Esto permitirá que los caficultores vivan dignamente y sigan contribuyendo al mantenimiento del tejido social construido durante más de 96 años por los productores y su institución. Todo esto se lleva a cabo en colaboración con el Gobierno Nacional, con quien históricamente se han realizado gestiones conjuntas en el Comité Nacional y en diversas mesas de trabajo.
La Federación Nacional de Cafeteros sigue comprometida con el bienestar de los caficultores colombianos y con el desarrollo de la caficultura en el país. A pesar de los desafíos y cuestionamientos que puedan surgir, su legado de 96 años de servicio y apoyo a los productores habla por sí solo. Trabajando en conjunto con el Gobierno Nacional y enfrentando las adversidades con determinación, la caficultura de Colombia continuará siendo una industria de calidad y prestigio a nivel mundial.