Fanny Bernal Orozco * [email protected]
El día de hoy los invito a responderse las siguientes preguntas:
- ¿Se enoja con facilidad?
- ¿Necesita mantener el control de lo que sucede a su alrededor?
- ¿Precisa satisfacer sus necesidades de manera inmediata?
- ¿Expresa con frecuencia ‘se me dañó el día’, por algo que no salió como quería?
- ¿Llora, grita, quiebra objetos y hasta maldice, si alguien cercano tiene actitudes o dice algo que a usted le molesta?
-¿Ha pensado en las molestias que genera en otros su proceder?
La frustración va unida a la impotencia, al darse cuenta de que no todo se puede obtener ni controlar ni cambiar, según los antojos personales y particulares; lo que también conlleva a que se puedan sentir emociones como rabia, miedo y dolor, los cuales vienen acompañados con las sensaciones de malestar o de fracaso.
Cuando hay dificultades para conocer esas respuestas emocionales, el malestar y la impotencia que generan las frustraciones, se expresan a través de los berrinches (muy comunes en los niños). No obstante, muchas personas adultas comunican su sensación de fracaso, a través de tales expresiones de intolerancia que llegan -en ocasiones- a hacer daño a otras personas.
La ansiedad y el estrés que emergen cuando la frustración toca la puerta, es un impedimento para mantener una adecuada salud física y emocional; más aún sí los síntomas aumentan y perturban, afectando las relaciones y el entorno de la vida cotidiana.
Se hace necesario entonces, aprender a aceptar las equivocaciones, los errores, a darse cuenta de que sí se tienen ideas irracionales y a asumir cambios que ayuden a reestructurar estos pensamientos, a ser más flexibles y, de manera esencial, a afrontar el miedo y la inseguridad que se sienten al perder el control.
Aceptar las equivocaciones, observarlas, e inclusive poner cierta dosis de humor, ayuda a rebajar el estrés y a no quedarse en la queja. Buscar opciones de cambio, apoyarse en otras personas, dejarse ayudar, prestarle atención a la autoestima, cultivar la autoconfianza, son algunas tareas para llevar a cabo, en aras a mejorar el bienestar personal.
La habilidad para resolver un problema, un conflicto, un malentendido, se puede aprender, ejercitar y además cultivar. Es más, es una estrategia de prevención y cuidado para tener relaciones respetuosas y empáticas.
Es usted quién decide si sigue con los berrinches o aprende a ser tolerante con sus frustraciones.
* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.
www.fannybernalorozco.com