Fanny Bernal Orozco * [email protected]
¡Oh qué tristeza! Hoy hay que pensar en qué clase de amigos se consiguen, se cultivan, se tienen, se mantienen o se pierden, de manera especial, cuando se está aspirando a un cargo público o se hace parte de los llamados comités de apoyo: aduladores, áulicos, melifluos. Es que pueden ser varias de las palabras para denominar a muchas de las personas que están alrededor de la mayoría de candidatos de elección popular.
Todas esas historias que se escuchan cada día y que alimentan el morbo de millones de colombianos, producen lástima, sonrojo y vergüenza. Las ansias de poder, poseer y aparentar, llevan a que se pierdan los límites y los valores éticos y morales mínimos; pero cada vez se hace más notorio, además, que quizás para poder pertenecer a estos grupos, se requieren personas sin escrúpulos y por ello se cae tan bajo.
No es sino darse cuenta de que valores como la confianza, la lealtad, el respeto, se vuelven añicos ante las cámaras de los noticieros. Prima lo vulgar, la crónica amarillista, no importa contar lo que se hace o se deja de hacer al interior de una familia o de una relación de pareja. Interesa es la noticia, exhibir las intimidades al lado de los celos, la rabia, la mezquindad, la venganza y el agravio.
Y qué tal los amigos, que durante años dizque realizaron trabajos juntos; que mientras uno habla, el otro graba subrepticiamente, con la pretensión de usar esta ‘confianza’ en su propio beneficio, cuando las circunstancias lo pongan en riesgo y para protegerse aprovechando el tan manido ‘principio de oportunidad’ que da el tecnicismo de la justicia, para enlodar al amigo (¿?) y minimizar la propia responsabilidad en la participación de esos hechos.
- ¿Qué significa prender el ventilador?
Poner en evidencia el claro oscuro del sentido ético y moral en las relaciones de amistad y de trabajo, en las cuales se tejen diversas emociones como la envidia, los celos, la venganza, la amenaza, el miedo, la rabia; una urdimbre que hace evidente la deshumanización y cosificación de las relaciones con los otros.
Por supuesto, estas acciones no son actos éticos. Una persona con claros valores difícilmente tendría una relación con personas que tienen una ausencia ética y una distorsión moral. Y mientras tanto otros, los votantes con esperanzas fallidas, ilusiones frustradas y su confianza erosionada.
- Este retrato, ¿qué le sugiere y qué le provoca pensar?
* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.
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