Fanny Bernal Orozco * [email protected]
Cuenta la leyenda que en una ocasión un monje fue a visitar a su maestro, pues -tras años de aprendizaje- se sentía preparado para convertirse también en maestro. Era un día lluvioso. Al entrar, dejó junto a la puerta sus zapatos y su paraguas como dicta la costumbre.
Cuando llegó ante su maestro, le presentó sus respetos y luego le dijo:
- “Maestro: Hace años que sigo sus enseñanzas, ¿ya estoy preparado?
El maestro lo observó con dulzura y le pregunta:
- Primero dime una cosa. Acabas de dejar el paraguas en la entrada, ¿lo has colocado a la derecha o a la izquierda de tus zapatos?
El discípulo se quedó atónito. No se esperaba esa pregunta. Contestó:
- ¡No tengo ni la más mínima idea!
El maestro replica:
- "Entonces no estás preparado, porque ese instante en el que has dejado el paraguas, no te pareció tan importante como otros. Estarás preparado el día que prestes atención a cada instante de tu vida, sea cual sea”. (Céline Santini, en Kintsugi - El arte de la resiliencia).
En un mundo invadido por el ruido, el bullicio, los timbres de teléfonos, pitos y estridencias de los carros, por la música a un alto volumen y bocinas de vendedores, no es fácil prestar atención. La mente divaga, se distrae, se entretiene, se dispersa y, en esas condiciones, muchas situaciones de la vida cotidiana, del diario vivir, pasan desapercibidas.
Aprender a entrenar y a cultivar la atención, es una ayuda muy importante para impedir que la mente se entretenga en pensamientos dañinos, que sí se mantienen a lo largo del tiempo, alimentan estados mentales negativos y son la puerta de entrada al sufrimiento.
- ¿A usted le gusta que lo escuchen?
- ¿Es usted una persona que se dispone a prestar atención a los demás?
- ¿Sabe usted escuchar?
- ¿Qué cree usted que piensan las otras personas de usted, respecto a eso?
El estar atentos ayuda a observar, recapacitar, analizar, reflexionar y conocer pensamientos, palabras, gestos y emociones; así como a estar en el aquí y en el ahora, lo que requiere voluntad, esfuerzo y responsabilidad.
Algo tan simple como la historia de hoy, que nos invita a pensar y a reflexionar. El paraguas puede ser cualquier otro objeto, su relación o una persona.
- ¿Qué tiene para decir al respecto?
- ¿Es usted distraído en momentos esenciales de su vida?
* Psicóloga - Docente titular de la Universidad de Manizales.