Fernando-Alonso Ramírez
Periodista y abogado, con 30 años de experiencia en La Patria, donde se desempeña como editor de Noticias. Presidió el Consejo Directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip). Profesor universitario. Autor del libro Cogito, ergo ¡Pum!
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De nuevo alguien a quién buscar. Una vez más la posibilidad de reinventarse en la edad madura. Y, por supuesto, ese tufillo a reconciliarse con la vida y encontrar la tal felicidad. No obstante, esa trama que parece trillada resulta en el más reciente libro de Danielle Steel también una dura crítica al machismo, al abuso de hombres poderosos contra mujeres que esperan alcanzar éxito en su carrera y un apoyo decidido al #MeeToo, esa campaña que permitió a muchas mujeres abusadas contar sus historias.
Buscando a Ashley es el título escogido para esta obra. Apenas cuando se llega a casi la mitad del libro se entienden las razones para la amargura de Melissa, esa autora superventas que después de ver morir a su hijo de 11 años de cáncer, decidió abandonarlo todo y asumir el duelo con rabia, la cual terminó por canalizar en la mejora de una vieja casa señorial de campo, a donde se fue a vivir para perder el contacto con el mundo que empezó a dejar atrás.
Para acabar de completar, su hermana, Hattie, que estuvo a su cuidado durante la adolescencia la traicionó, o al menos eso piensa ella, pues no puede creer que su elección en la vida fuera meterse de lleno a un convento, que se hiciera monja, una profesión que ella detesta, porque, luego nos enteramos, las monjas la marcaron para siempre.
El libro va de lo que puede ser la relación de dos hermanas separadas que vuelven a encontrarse por cosas de la vida y se confiesan historias del pasado, que les permite entenderse mejor la una a la otra y empezar a recuperar la confianza. Ahí es cuando empieza la búsqueda de Ashley, justo cuando vuelve esa complicidad que parecía perderse.
Y, además, en ese momento, la perspectiva cambia, se entiende por qué hay tanto rencor en una, tanto temor en salir al mundo de la otra y, así mismo, cómo con gente confiable alrededor se puede ir recuperando el amor propio.
Una novela sin grandes pretensiones, con diálogos que por momentos parecen artificiales, pero que impulsan los capítulos y, como es tradicional en las obras de Steel con giros inesperados que nos conducen por los caminos de la redención y del dolor. Una clave también para entender que las víctimas de abuso temen hablar, y que muchos abusadores siguen allí como si nada.
Ah, por poco lo olvido, nos trae otro capítulo poco explorado sobre algunas comunidades religiosas que ganaron mucho dinero “resolviendo el problema” de adolescentes embarazadas de familias prestigiosas, sin pensar en las consecuencias que esto traía para las madres primerizas. ¿Que sí encontraron a Ashley? Eso les toca averiguarlo a ustedes y tengamos oportunidad para que #HablemosDeLibros.
Subrayados
- Estaba seguro de que en ella había una buena persona en alguna parte, a pesar de su comportamiento frío y su lengua afilada.
- La casa había sustituido en su vida a la gente y también a la escritura.
- Tiene talento, tiene que utilizarlo, esa es la obligación que conlleva el talento.
- Yo siempre fui la tímida y seria, y probablemente por eso me convertí en escritora. Es una forma fácil de comunicarse en lugar de hablar.
- Sí, la Iglesia comete errores. Pero también toma buenas decisiones.