Fernando-Alonso Ramírez

Periodista y abogado, con 30 años de experiencia en La Patria, donde se desempeña como editor de Noticias. Presidió el Consejo Directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip). Profesor universitario. Autor del libro Cogito, ergo ¡Pum!

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Como en Cassiani, del caldense Octavio Escobar Giraldo, también en la Bogotá de Los Vagabundos de Dios, de Mario Mendoza, se tienen catacumbas, túneles interconectados que permiten a algunos seres escapar, comunicarse.

Esta novela es contada por el narrador en primera persona. Adán Santana, un escritor reconocido que ha tenido que soportar la soledad en la pandemia, el duelo por la muerte de su madre, la depresión y algunos accidentes que lo fueron convirtiendo en un ser golpeado, cicatrizado, lacerado. Porque, según él, al abismo no se cae lentamente como pensamos, sino "de un día para otro".

Por alguna razón, este personaje empieza a ser depositario de confesiones y secretos. En busca de una historia para contar termina conociendo cómo un grupo de soldados resulta en un operativo contra un labotatorio aparentemente ilegal en terrenos de Venezuela donde se experimenta con armas biológicas -virus-.

El escritor empieza a buscar esa historia y se va dando cuenta de secretos que guardan los gobiernos y que nos afectan a todos. A medida que se interna en esa historia encuentra que es alguien respetado por un grupo de personas que pertenecen a una secta, porque puede ser el canal para dar a conocer lo que sucede en lo barriobajero, en los sótanos de la sociedad.

Y llega el estallido social, y las que parecían personas de fe resultan señaladas por elementos del Estado como posibles instigadores de actos vandálicos y contra las propiedades, de ser personas que están tramando socavar la institucionalidad, de estar coordinando acciones contra el Gobierno. El escritor queda en medio de estos avatares y ve cómo los nuevos amigos se van convirtiendo en víctimas de la represión del Estado y del paraestado.

Debe intervenir en algunos casos para que no desaparezcan personas, sin embargo, es advertido de que puede ser un idiota útil de otros.

Mendoza logra aprovechar lo que sucedió en la pandemia y después de esta para darle verosimilitud a su relato que a veces parece cruzado por ideas conspiranoides, pero que no dejan de ser una metáfora de la realidad colombiana, incluso del mundo, en una sociedad atravesada por otra pandemia: la de las enfermedades mentales, de la ansiedad, de de la soledad, de la desconexión personal.

Da cuenta también de una época cuando, a pesar de la cantidad de avances científicos, algunos siguen buscando el vellocino de oro para depositar su fe, que llegue un salvador para resarcir sus males.

Es una novela al estilo Mendoza, con personas contrahechas, borde si se quiere, también de gentes que requieren luz en el camino, un poco oscura por momentos y con varias historias abiertas, de las que nos quedamos sin saber su propósito, pero al final el que sí encuentra este es el protagonista, quien cree que está destinado a escribirlo todo para que se sepa y es como terminan Los vagabundos de Dios.

Bonito homenaje rinde el escritor al cineasta caldense Jaime Osorio, fallecido años atrás, quien era uno de las personas que más hizo por el desarrollo del cine en el país.

 

Subrayados

  • Sin destrucción no hay un nuevo orden. Sin muerte no hay renacimiento. Si no hay un final no podremos tener un nuevo comienzo.
  • Esa pose de escritor pulcro y cuidadoso, que calcula cada paso que da como si temiera hundirse en el abismo. Cuando quizás de lo que se trataba era, justamente, de dejarse caer en el vacío y de disfrutar el viaje por el precipicio.
  • Me dio la impresión de una peregrina que se alejaba en pos de su destino aceptando cualquier dolor que la providencia quisiera imponerle.
  • Estamos en la obligación de denunciarlos y de llevarlos a juicio, no de matarlos. De lo contrario, cuál sería la diferencia moral entre ellos y nosotros.
  • Había tenido que enfrentar la depresión, la desconexión que desactiva cualquier punto de afirmación de la vida.

 

Reproducción | LA PATRIA

Los vagabundos de Dios, la más reciente novela del superventas colombiano Mario Mendoza.

Los Vagabundos de Dios (Mario Mendoza)