Fernando-Alonso Ramírez

Periodista y abogado, con 30 años de experiencia en La Patria, donde se desempeña como editor de Noticias. Presidió el Consejo Directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip). Profesor universitario. Autor del libro Cogito, ergo ¡Pum!

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Sobrevivió a un bufete corrupto, ¿pero podrá sobrevivir a meterse con terroristas? Mitch McDeere, el abogado que prefirió salvar su pellejo a serle fiel a la firma de abogados que le dio la oportunidad de meterse en las grandes ligas, ha logrado recuperar su forma legal y se codea con los grandes en una oficina de Manhattan, que presta servicios en los lugares más remotos del mundo.

Su aparición fue en La tapadera y supimos de él hasta que desapareció en una isla del Caribe llevándose consigo una cantidad de dólares suficiente para vivir el resto de su vida con comodidad. Pero cuando se tiene una vocación hay que ejercerla y es así como él y su esposa, Abby, regresaron para seguir triunfantes una carrera que recomienza por Europa para llegar a una nueva vida en la isla neoyorquina.

Es así como él se vuelve parte del que se conoce como el bufete más prestigioso del mundo. Sin embargo, cuando todo va tranquilo y parece que las cosas ya están superadas, aparecen los fantasmas de la vida pasada, que pasan cuenta de cobro. Al tiempo, lo que debía ser una buena oportunidad para mostrarse independiente y capaz ante su mentor, se convierte en una pesadilla de la que McDeere se siente más que responsable.

Acaban de secuestrar a la hija del jefe y él se salvó por los pelos. Sin embargo, este hombre se mete de lleno en la apuesta por recuperar a esa mujer. El problema es que estamos aún en la Libia de Gadaffi y todo pasa por este país que se encuentra en el ojo del huracán, pues aunque el dictador cree controlarlo todo, parece que no es así. Eso obliga a que el riesgo sea aún mayor y las posibilidades de rescate casi nulas.

Quienes no han leído el primer libro, encuentran en este un contexto suficiente para entender lo que sucedió en ese primer momento a este litigante. Cómo fue que terminó inmerso en una trama de la que pudo salir mal librado, pero por fortuna alguien le tiró un salvavidas a tiempo.

Incluso parte de la situación de entonces le va a servir para mostrarse como una persona comprometida y capaz de poner todo de su parte, y arriesgar incluso su patrimonio, para aportar en el rescate de quien será la futura socia mayoritaria de la compañía.

Aparece el mejor Grisham en esta trama, con las conexiones, las sorpresas, los giros inesperados y los bufetes, incluso un tribunal inernacional. No obstante, para mi gusto faltó desarrollar mejor la parte del cautiverio y las secuelas en la víctima, pero me da por pensar que tal vez esto venga en una tercera parte de la historia de McDeere y de su esposa, pues al final se abren las posibilidades para nuevas aventuras.

El intercambio es una novela trepidante, en la que se siente empatía por las personas que se han hecho a pulso, pero también está claro que no siempre se puede confiar en quienes parecen los buenos. Las decisiones éticas, a la orden del día. Léanlo y #HablemosDeLibros.

 

-R1

Subrayados

* El problema no era la culpabilidad. El problema era darle al Estado, con sus defectos, sus prejuicios y su poder para fastidiar las cosas, el derecho a matar.

* Si tiene dinero o contactos vienes aquí. En Libia, nuestros generales reciben lo mejor de lo mejor.

* No le gustó el Capitolio, un lugar frenético en el que no se lograba gran cosa.

* Recuerda que no hace falta gran cosa para animar al tribunal a encontrar formas de retrasarse.

* El aspecto más enloquecedor del aislamiento era la falta de contacto humano.

 

El intercambio