Fernando-Alonso Ramírez

Periodista y abogado, con 30 años de experiencia en La Patria, donde se desempeña como editor de Noticias. Presidió el Consejo Directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip). Profesor universitario. Autor del libro Cogito, ergo ¡Pum!

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Todo candidato a alcaldías y gobernaciones, a concejos y asambleas e incluso aspirantes a ser parte de organizaciones gremiales deberían leer el más reciente libro de Ricardo Gómez Giraldo, exgobernador de Caldas; exrector de las universidades de Caldas y Autónoma de Colombia, exsecretario de Educación de Manizales y hoy rector de la Corporación Universitaria Iberoamericana.

Este libro es el texto publicable, editado por la Editorial Eafit, de la universidad de este mismo nombre de Medellín, de lo que fue una tesis doctoral que está lleno de contextos y complejidades como las pide la academia. Aquí, en cambio, el lector se encontrará una narración legible y llena de datos y de conclusiones sobre la idea de que a la educación en Colombia no le damos la importancia que requiere, ni siquiera en el discurso.

El título de esta obra es Si no somos un pueblo educado. Ha sido subtitulado con un nombre menos crítpico: Los debates y las mentalidades de las élites colombianas sobre educación y ciencia. Un trabajo sobre qué tanto se ha hablado y pensado la educación en los círculos de poder.

Hay que advertir que para este ahora investigador, élite no es el que monta en avión, como creen el alcalde de Manizales o el presidente de Colombia. Para Gómez Giraldo la élite es una minoría que tiene la mayor influencia política, social y económica posible, como el presidente o el alcalde. Es decir, se encuentran allí políticos de renombre, empresarios de prestigio y hasta sindicalistas que han estado en el foco del poder de su gremio durante décadas.

Moisés Waserman, que escribe el prólogo, resume muy bien de qué va este texto: "podemos saber con ella -la publicación- cuáles fueron los intereses en juego y cuáles las ideas que se discutieron". Para lograrlo, el autor revisa tres escenarios clave en un periodo de más o menos tres décadas: Las discusiones de la Asamblea Nacional Constituyente de 1991 que dio paso a la Constitución Política; los debates en el Congreso en la República en leyes clave que reglamentaron o modificaron asuntos de hondo calado en la educación colombiana; y las discusiones dentro de la Junta Directivo de la Asociación Nacional de Empresarios (Andi). Es un periodo que se inicia desde la década anterior a la expedición de la Constitución y que cubre hasta el 2013. Queda faltando estos últimos 10 años, donde algo ha pasado.

Empecé diciendo que los candidatos deben leer este documento, porque yo que he estado en 30 años de coberturas electorales, que he sido moderador de foros y debates de candidatos, que participé activamente en el Voto por la Educación en Manizales, puedo decir que en materia educativa, a la dirigencia le cuesta mucho pasar del dicho al hecho.

Si bien nuestra ciudad, gracias a la alianza Suma de universidades y al decidido compromiso de la Fundación Lúker ha mostrado procesos que pueden terminar de ejemplo en cualquier lugar del mundo, la realidad es que aquí pasan cosas en estos asuntos, a pesar de los políticos, que poco o nada hacen para que se cumpla con ese mandato ciudadano de hacer de la educación lo más importante en nuestros hogares y en la ciudad, tal como lo votamos hace 12 años.

Así que si los políticos que lean este libro pueden darse cuenta de cómo son de vacías sus palabras y cómo faltan hechos y un decidido compromiso para que pasen cosas en la educación. Ah, aquí pueden sumar también a los docentes que se preocupan más por sus reivindicaciones salariales, por sus ventajas gremiales, que por poner el aprendizaje del estudiante en el centro de su labor. Son muchos los que se la juegan todos los días por hacer del aula un lugar seguro para lograr resultados. Para estos, mis respetos.

Son muchas las preguntas que deja este libro y eso es bueno porque abre espacio para la conversación, porque da una idea de que en temas de educación y de ciencia es clave que nos escuchemos todos, para construir el mejor sistema educativo posible, ojalá con idea de nación, porque un hallazgo de esta investigación es que los localismos han impedido construir nación.

Son muchos más los hallazgos, que no alcanzo a resumir aquí, pero queda claro que nadie jamás dirá que está en contra de la educación, no hay un discurso como tal, pero sí hay miradas distintas que van desde cuando se quería que fuera toda privada a quienes consideran que debe ser toda pública. O si los empesarios abandonaron las universidades públicas porque se apoderaron de ellas ideologizaciones de izquierda. En fin, un texto para reflexionar y para entender. Lénalo y #HablemosDeLibros y de educación. Ah, y si es político o dirigente empresarial, con este espejo mida sus próximas decisiones en torno a la educación.

Escuche la entrevista que dio el autor a LA PATRIA Radio para hablar de este libro:
 

Subrayados

* Con razón se afirma que la historia de las sociedades es un cementerio de élites.

* Una especie de oxímoron educativo de la Constitución de 1991: se determina como "obligatoria" la educación, pero no hay ningún instrumento jurídico que permita hacer realidad dicha disposición.

* La igualdad y la calidad educativa quedaron relegados por prioridades de paz política con el sindicato nacional de maestros.

* Llama la atención que los empresarios prácticamente nunca mencionaron a Colciencias durante las más de tres décadas estudiadas.

* Tener un proyecto nacional ambicioso que aglutine, que genere la unión de una nación no es un embeleco de sociólogos.

* La inequidad educativa es una política, validada o legitimada tácitamente por el silencio de quienes podrían influir en el cambio.