Fernando-Alonso Ramírez
Periodista y abogado, con 30 años de experiencia en La Patria, donde se desempeña como editor de Noticias. Presidió el Consejo Directivo de la Fundación para la Libertad de Prensa en Colombia (Flip). Profesor universitario. Autor del libro Cogito, ergo ¡Pum!
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Izquierda ≠ woke es un libro de la filósofa y escritora estadounidense Susan Neiman, quien reflexiona en estas páginas sobre cómo ciertos grupos de izquierda han perdido el rumbo por asumir una propuesta antiglobalista y que busca imponer discursos tribales, más que reconocer los derechos para todos.
Ella se reconoce de izquierda, pero tiene las agallas para confrontar a quienes han hecho de este movimiento, bajo el amparo del progresismo, un espacio para la crítica fácil al progreso que se ha tenido en muchos aspectos en el mundo. Desde su punto de vista negar el avance contra el racismo en los Estados Unidos, por ejemplo, es ningunear los logros de millones de personas que lucharon para reivindicar los derechos de los afroamericanos. Es decir, cuando se encasillan ideas sin reconocer las posibilidades de la razón, pues se pierde también toda opción de seguir avanzando.
También advierte que el mayor peligro de que se imponga el discurso woke es que termina por deslegitimar a la izquierda razonable, a la que sigue dando la lucha para la inclusión de todos en los logros de los derechos y que estos deben cobijar a la ciudadanía en general, no a unas parcelas de pensamiento, que es el peor de los mundos, según su propio análisis.
Woke, para que nos entendamos, es una expresión en inglés, para referirse a personas que reclaman porque hay privilegios de los blancos. Lo que empezó como una expresión razonable, terminó por tener una deriva al extremismo.
Ella es una estudiosa de la Ilustración y por eso acude al pensamiento de Rousseau. De varias citas que tiene en el libro, extraigo esta: "Toda la Tierra está cubierta de naciones de las que no conocemos más que sus nombres, ¡y sin embargo pretendemos juzgar a la Humanidad" (1754). Trae esta cita del pensador francés para dar cuenta de cómo muchas veces se cae en la crítica ligera al establecimiento, sin percatarse de que al hacerlo se puede estar incurriendo en un sesgo, porque es difícil que podamos ver el panorama completo.
También advierte del peligro de que ciertos grupos progresistas cuando son atacados en sus ideas reaccionen siempre victimizándose, lo que termina por deslegitimar sus reclamos, pues se pierden en un discurso que es fácil atacar, mientras que se pierde la posibilidad del diálogo por reivindicar tales derechos. Por eso, apela al universalismo. Lo dice así: "Cuanto más sabemos de otras culturas, más probable es que sintamos empatía por ella".
No nos podemos llamar a engaños, no se trata, como la atacan sus amigos de ideología, de que Neiman reivindique la derecha o el bipartidismo, sino que considera que este discurso que ha tomado la izquierda está impidiendo que se pueda dar una mayor batalla por el progreso y el reconocimiento de los derechos civiles y humanos, así como por una mayor igualdad en la repartición de riqueza, pues a la derecha le queda muy fácil defenderse de acciones radicales y de grupos parcelados.
Al ir reivindicando apenas los reclamos de unos grupos por aquí, de otros distintos por allá, se pierde el universalismo sobre el que se construyeron las ideas de izquierda.
Es evidente que estoy ideológicamente más bien lejos de Neiman, pero es clave reconocer que su crítica les vendría bien a ciertos movimientos que han confundido el progresismo con una idea de poner las facciones por encima de las instituciones y del Estado, con lo cual lo que logran es favorecer solo a los suyos y no a las naciones como debería ser.
Mejor dicho, léanlo y #HablemosDeLibros, de ideologías y de qué tanto aplica la crítica a la izquerda estadounidense a la que hoy nos gobierna en Colombia. Juzguen ustedes.
Subrayados
* Aquellos que han aprendido en la universidad a desconfiar de cualquier afirmación de verdad vacilarían a la hora de reconocer la falsedad.
* Una vez empezamos a ver el victimismo per se como la moneda del reconocimiento, vamos camino de desvincular por completo el reconocimiento, y la legitimidad, de la virtud.
* El tribalismo (…) refleja el supuesto de que la voz de la víctima es más auténtica.
* Ningún argumento, religioso o laico, puede decidir entre universalismo y tribalismo. Es una decisión individual, y cada una conlleva un riesgo.
* Si renunciamos a la perspectiva del progreso, la política se convierte en una mera lucha por el poder.
* Sin universalismo no hay argumento contra el racismo, solo un grupo de tribus compitiendo por el poder.