Dice la sabiduría popular que: “La crisis se produce cuando lo viejo no acaba de morir y cuando lo nuevo no acaba de nacer”. Eso es cierto en el ahora y en el aquí; se hace evidente y crítico en un mundo convulsionado, superpoblado, enfermo, contaminado, mal manejado y peor previsto.
No van 3 meses del Gobierno Petro y ahora resulta que toda la debacle que vivimos es su culpa. No importa como fue el gobierno de Iván Duque, ni la plata que robaron por montones en su cuatrienio de títere con mucha alaraca y poco cerebro. Los privilegiados en Colombia quieren hacer parecer que todos los males que tenemos son resultado de su elección. Es una idea de fácil penetración en el colectivo, pero está lejos de ser la realidad de lo que vivimos. Eso, sabiendo que se avecinan tiempos más duros, en un mundo, que por motivos ajenos a Colombia, vive hoy una catástrofe económica, que predice una recesión mundial, con todas las consecuencias que puede tener en el cotidiano de la gente.
Hacer responsable a Petro de la hecatombe que teníamos tapada, ejecutada por quienes por politiquería, mermelada, falsas noticias y un manejo vergonzoso de la información pública, no solo es una táctica de desinformación barata, demuestra del país clasista, elitista y desigual en el que vivimos, lleno de pocos ricos que lo quieren todo, avivatos que se han hecho a fortunas con recursos públicos, sin que la ley actúe contra ellos, ni la gente se preocupe por la malversación de fondos del Estado, su apropiación indebida y delincuencial de grupos de poder, que han mantenido a Colombia en el atraso ético, moral, económico y social que vivimos, no hace 2 meses, sino hace decenas de años, sin que nadie responda por eso.
Los que están preocupados y dicen que la culpa es del presidente, son en su mayoría gamonales con fortunas incalculables por las que no pagan impuestos, monopolios empresariales levantados sobre los hombros de personas pobres, con salarios mínimos; también están los que recibieron sin que lo necesitaran y sin merecerlo, auxilios multimillonarios del Estado, que ha tenido como costumbre malbaratar los recursos de la gente para beneficiar a pocos privilegiados, escogidos a dedo por los que saben que teniéndolos con una gula insaciables, podrán manejar el país como quieran, sin que la mayoría de colombianos, puedan hacer algo para evitarlo, porque el orden institucional logro ser distorsionado para auto beneficiarse a costillas de la gente.
En definitiva, razonan como si la pobreza fuera una condición inherente al funcionamiento de un país que no se avergüenza de los marginados, no tiene escrúpulos para robarse los bienes la gente, agigantando fortunas mal habidas y peor cotizadas, indecentes, inescrupulosas, sin conciencia, sin remordimientos, sin tripas. Un país así no es viable. Tarde o temprano reventará y volverá añicos lo poco que queda de institucionalidad, frustrando el cambio que tiene una sociedad, cuando es decente, solidaria, honesta, transparente, inclusiva.
No, en el país de los “todos, todas y todes” (aberración lingüística vergonzosa sin respeto por la que es nuestra lengua madre), el derecho al bienestar fue reservado a pocos privilegiados, mayorías que no han heredado sus bienes, sino que los han tomado a la brava, convirtiéndolos en ligerezas sin importancia, pero con cinismo, deshonestidad, impunidad y mucha mezquindad.
La situación del mundo está cambiando; la crisis apenas comienza. La guerra entre Rusia y Ucrania, la locura de Putin, las trampas de Trump, la desvergüenza de Maduro, la comedia de Zelenski, agregada a la de todos los que han alterado el mundo con sus decisiones, son el comienzo de una nueva recesión mundial impredecible. Esperemos que se produzca un cambio, que altere el rumbo de lo que estamos viviendo, para que no tengamos que volver a los horrores de la gran depresión de 1.929.
“Esa que viene reeditándose como “Gran Recesión”: la crisis económica mundial, originada en los Estados Unidos con fallos en la regulación económica, sobre valoración de productos financieros, crisis alimentaria mundial. Es la “crisis de los países desarrollados”. Posteriormente, debido a que los gobiernos tuvieron que realizar numerosos rescates financieros para salvar a empresas financieras y no financieras de una probable quiebra de todo el sistema, la crisis acabó convirtiéndose también en crisis de deudas en diferentes países. Debido a la gran cantidad de dinero asignado a los rescates financieros, a la fuerte caída generalizada de los ingresos en la recaudación fiscal, algunos gobiernos realizaron programas de austeridad económica que implicaban fuertes recortes sociales, provocando contestaciones sociales y un aumento de la pobreza generalizada en gran cantidad de países del mundo”.
El problema es mundial, no sigan engañando a la gente.