Esta semana comenzaremos a hablar de unas personas que con sus actividades cotidianas y sus trabajos en el entorno social en el que se desenvuelven, con lo que hacen y escriben, marcan una notable diferencia, que les da notoriedad y los hacen dignos de toda la admiración y el respeto. No es fácil hablar de seres humanos dedicados al arte literario, con combinaciones de realidades y ficción, desde sus profesiones distintas a la de escritores, en las que se formaron inicialmente, pero que han pasado a segundo plano en su actividad cotidiana, dedicados como están al oficio de dejar plasmadas para siempre y por escrito sus obras, sus novelas, sus cuentos, sus libros de investigación histórica y todos sus documentos de alto valor literario.
Gracias a ellos podemos refrescar la memoria, para adentrarnos en mundos desconocidos, que son una trama bien pensada, mejor lograda y excelentemente escrita, con la que cautivan a todos aquellos que tienen la fortuna de leerlos. Comenzamos con Orlando Mejía Rivera. Es un autor polifacético que ha logrado combinar su formación en Medicina con su pasión por la literatura de forma impresionante. Nacido en Bogotá, y habiendo vivido en Manizales desde los 6 años, hoy a sus 63 ha construido una trayectoria profesional como médico y profesor en la Universidad de Caldas que le ha permitido desarrollar una perspectiva única en sus obras. Su especialización en Medicina Interna seguramente influye en la profundidad con la que aborda temas de bioética y genética, como lo demuestra su libro “En el jardín de Mendel”.
En su impresionante hoja de vida literaria ha publicado más de 20 libros en géneros tan variados como la novela, el cuento y el ensayo, mostrándonos su versatilidad y profundidad en la escritura. En “El enfermo de Abisinia”, sugiere un enfoque en temas sociales y científicos, que tienen mucho valor en los días de hoy. Su capacidad para fusionar literatura y medicina se evidencia en obras como “Dante Alighieri y la medicina”, en la que explora cómo la literatura puede ofrecer valiosas perspectivas sobre la salud y la enfermedad. Este enfoque interdisciplinario enriquece su escritura e invita a considerar estas cuestiones desde ángulos innovadores.
Su novela “Pensamientos de guerra” refleja el contexto político y social de Colombia. Sus libros tienen varios reconocimientos, como el Premio Nacional de Novela del Ministerio de Cultura de Colombia, el Premio Nacional de Ensayo Literario Ciudad de Bogotá (1999) por De Clones, Cyborgs y Sirens, el Premio Nacional de Novela del Ministerio de Cultura de España (1998) por Pensamientos de Guerra, y el Premio Nacional de la Cámara Colombiana del Libro (1999) al Mejor libro técnico y científico (De la prehistoria a la medicina egipcia). La calidad de su trabajo ha sido reconocida a nivel nacional e internacional, gracias a la traducción de sus obras a varios idiomas, entre ellos el alemán, el italiano, el francés, el húngaro y el bengalí.
Sus obras son un testimonio de su talento como escritor, llamando a la reflexión sobre temas relevantes en la sociedad contemporánea, haciendo de su legado literario un valioso recurso para quienes buscan entender la complejidad de la condición humana. Personas como Orlando, por su trabajo y profundidad literaria y sus magníficos oficios médicos, merece todo el aplauso y toda la admiración.