Entre el 14 y el 19 de julio de 1889, tuvo lugar en Paris una reunión de partidos obreros y socialistas, mejor conocida como la “Segunda Internacional Socialista” y que es recordada como la mas grande y antigua asociación de partidos donde se aprobó conmemorar cada primero de mayo como el día del trabajo o de los trabajadores. El origen político de la memorable fecha explica porqué para los sectores mas conservadores de la sociedad, se trata simplemente de un día festivo o de descanso sin mayor significancia. En contraposición a la tradicional conmemoración, en el municipio de Itagüí se celebra desde 1985 y en el mes de agosto el día de la pereza, un espacio donde se activan todo tipo de actividades ociosas y se le rinde tributo público a la cama y la pijama. En el año 1935 el filósofo inglés Bertrand Russell publicó su famoso “Elogio de la Ociosidad” un discurso que sin duda ayuda a entender y explicar lo institucionalizado en el municipio antioqueño, la importancia del ocio y la acuñada frase “el dulce encanto de no hacer nada” que caracteriza el programa de José Fernando Marín (“La Buhardilla”) que se transmite en la Emisora Cultural Remigio Antonio Cañarte de Pereira. Russell, planteaba que el tiempo libre es esencial para la civilización y que el valor del trabajo no está en que éste sea bueno sino en que el ocio si lo es. En otras palabras, valorar un trabajo depende de la cantidad y calidad de ocio que pueda generar en la sociedad. El sabio empleo del tiempo libre ha sido interpretado, según el distinguido filósofo, dependiendo si el ocioso es rico o pobre. En este ultimo caso, siempre se ha pretendido que los pobres trabajen mucho más de 8 horas al día y hasta 15 y 18, porque esta circunstancia los aleja del licor y los malos vicios. Esto explica por que los bares y cantinas “se mueven” fundamentalmente los fines de semana, que es cuando los trabajadores están de tiempo libre. En otras palabras, el pobre está condenado a trabajar y a no ser ocioso, incluso está mal visto verlo desocupado. Pero el rico, sí ha tenido acceso amplio al ocio y los famosos “gentlemen´s club”o “boys club” (clubes privados masculinos) son un claro ejemplo de este privilegio, algo que por supuesto no está mal visto y es todo un derecho. Aunque tradicionalmente se ha dicho que “la pereza es la madre de todos los vicios” todo parece indicar que se trata de una falsa madre. Pilar López-Bejarano (“Gente Ociosa y Malentretenida: trabajo y pereza en Santafé de Bogotá siglo XVIII” 2019) plantea que en la estructuración de los pecados capitales elaborada por la Iglesia, la pereza no ha estado dentro de dichos vicios, lo cual sin duda representa una profunda redención para el cristianismo y la exclusión de la misma como propósito de enmienda. Bendito sea el señor. El ocio debe ser entendido moralmente y según Russell como el “sabio empleo del tiempo libre” pues es en este espacio donde se han construido y desarrollado las grandes transformaciones literarias, artísticas y científicas de la humanidad. Hoy, las estrategias laborales y empresariales le han dado la razón al filósofo: reducir las jornadas laborales, trabajar en jornada continua y en casa, incrementa la capacidad creativa de las personas. No es que los jóvenes y muchas personas no quieran trabajar, es que han descubierto que la libertad y la autodeterminación (los famosos cuentapropistas) les está trayendo más felicidad y significancia a sus vidas que la atadura a un contrato de trabajo.