En una oportunidad visitó nuestra casa una gringa y nos pidió un vaso de agua. Vaya sorpresa cuando nos vio tomando un vaso y ponerlo bajo la llave para saciar su sed. Muy sorprendida y dubitativa preguntó, con ese español desconjugado “¿ustedes tomar agua de llave?” no podía creer que en el área urbana de Manizales es un privilegio tener acceso directo al agua potable, bendición de la que tristemente no gozan el 30% de los municipios de Colombia, de allí el reiterado diagnóstico de la EDA (Enfermedad Diarreica Aguda) y la presencia de la bacteria E. coli (escherichia coli).
En el INCA 2020 (Informe Nacional de Calidad del Agua para Consumo Humano) publicado el 30 de diciembre de 2021 por el Ministerio de Salud, mostró a Caldas en un preocupante segundo lugar a nivel nacional después de Boyacá, con 12 municipios en riesgo alto e inviables sanitariamente respecto de la calidad de sus aguas para consumo humano.
Pero volviendo a Manizales, llegar al prestigioso club de las aguas aptas o potables no ha sido un camino fácil. Después de los famosos incendios de 1922, 1925 y 1926 se hizo necesaria la reconstrucción y modernización de la ciudad, entre otras, en su sistema de acueducto y alcantarillado. Aparecieron los recursos y se contrató por aquel entonces a la empresa norteamericana Ulen & Company con sede en Texas, cuyos tanques, plantas y redes de acueducto aun permanecen y recorren por kilómetros y de manera imperceptible las empinadas calles de Manizales.Para 1962, se crean las famosas Empresas Públicas de Manizales que hace 25 años se reformaron para dar lugar al famoso Instituto de Financiamiento, Promoción y Desarrollo de Manizales Infimanizales.
En la reciente sesión de la Cátedra de Historia Regional de Manizales y Caldas tuvimos la oportunidad de conocer dos brillantes ingenieros en uso de buena y merecida pensión: uno civil, Eduardo Londoño Pulgarín quien fuera el encargado de la división de acueducto y alcantarillado de las antiguas EEPPMM y a quien le tocó enfrentar el peor desastre en materia de acueducto que ha sufrido la ciudad, como le fue la destrucción de la planta Luis Prieto Gómez (Gallinazo) en 1981. Eduardo, muy recordado por los ingenieros civiles, orientó de manera estricta y durante 35 años el curso de acueductos y alcantarillados en la Universidad Nacional sede Manizales.
El otro, químico, Juan Antonio Montoya era el encargado y responsable de garantizar con sus fórmulas mágicas agua potable para los manizaleños. Dialogando con ellos, se pudo hacer memoria de varios hechos absolutamente importantes en la historia de los acueductos, como la adquisición desde hace casi un siglo, de los predios de la reserva de Rio Blanco, que han permitido tener un agua de calidad suprema desde su nacimiento.
Cuentan los expertos, que cuando en Manizales existían las embotelladoras de Coca Cola y Bavaria, podía disfrutarse de la mejor gaseosa y cerveza del país. Tal afirmación debe tenerse como cierta, teniendo en cuenta que el mejor ron del país (Ron Viejo de Caldas) debe su fama entre otros, a la calidad de las aguas utilizadas en su proceso. Escritos de obligatoria consulta como los del padre Fabo y Luis Londoño y mas recientes como los de Albeiro Valencia y Jorge Enrique Robledo, nos ofrecen un punto de partida excepcional sobre el desarrollo histórico de la ciudad en materia de servicios públicos. Pero la historia profunda de las aguas, del aseo y de la energía eléctrica aun está por escribirse. Mientras tanto, tómese un vasito de agua de la llave, no compre agua en botella y ¡salud!