El 11 de julio de 2023, el diario local LP, tituló: “Militantes en Caldas esperan que Óscar Iván Zuluaga salga bien librado”. La noticia está acompañada de una fotografía del exministro en una correría por el barrio La Enea cuando se encontraba en campaña presidencial, encaramado en lo alto donde seguramente pensó que siempre estaría, rodeado de ciudadanos que en la parte baja lo grababan y aclamaban con esperanza patriótica luciendo camisetas de la selección Colombia.
Los infaltables y vehementes alfiles de su partido que ahora lo abandonaron lo acompañan con denuedo y un fuerte equipo de policías que antes lo cuidaban ahora podrían echarle mano. Con la mirada puesta en lo alto, portaba un sombrero aguadeño porque había que mostrar que se es del pueblo y que se ama la tierrita. Y la infaltable camisa blanca, símbolo de la transparencia, que no pasó de ser sólo eso.
Su mano derecha estirada y abierta, portaba la prenda matrimonial como prueba de fidelidad y entrega al menos para con su esposa y su familia, a quienes también resultó metiendo en serios aprietos judiciales. Cuando la militancia y los amigos de Oscar Iván Zuluaga esperan que salga “bien librado” ¿a qué se refieren? ¿exonerado, perdonado, exculpado, victimizado, redimido o desagraviado? Vaya paradoja cuando su propio excompañero de partido el expresidente Iván Duque tenía como estrategia de lucha contra la delincuencia el programa “el que la hace la paga”.
Pero en este caso, se aplicó la ley del embudo; su pacto de sangre y silencio duró hasta que su cómplice y delator Daniel García Arizabaleta habló para salvar su pellejo poniendo triste fin a la recomendación non sancta de “calle boca” establecida por el Sacerdote Arturo Uría Eguíluz. OIZ parece encarnar a Juan Vargas, protagonista de la satírica y exitosa película mexicana “La Ley de Herodes” (1999) un personaje inofensivo y “buena persona” que es nombrado para ser alcalde de un desconocido pueblo y que encuentra en el poder, la mejor forma de desarrollar su codicia cediendo ante los límites de la ética y la moral con el fin de ascender exitosamente hacia los cargos mas representativos de la política nacional.
Es particularmente llamativa la escena donde una gran constitución política ocupa su escritorio, pero el interior de dicho libro es usado como camuflaje del dinero ilegalmente obtenido por el inescrupuloso político. En el refranero mexicano se dice: “te tocó la ley de Herodes: o te chingas o te jodes” que significa que se debe hacer algo que no se quiere, pero que toca. Si para ser presidente de la república era necesario romper las reglas legales y morales, pues se rompían, esa ha sido parte de la naturalización de la historia política colombiana.
En su “Breve Historia de la Ética” (2017) Victoria Camps hace una descripción de los elementos y características de la ética y la moral, destacando entre las virtudes intelectuales a la sabiduría y la prudencia, con el fin de entender que solo haciendo el bien se puede ser buena persona.
Un remoto y posible fallo judicial en contra de Oscar Iván Zuluaga, en un Estado con crisis de la justicia y con altas tasas de impunidad, será de por sí insuficiente, en una sociedad como la colombiana con una clase política no educada en las virtudes y en la ética.
Ante la notoriedad de estos hechos, si llama la atención que la gran mayoría de las propuestas de gobierno de los precandidatos a las alcaldías y gobernación de Caldas no hagan ninguna alusión a la necesidad de priorizar las virtudes ciudadanas y la ética de lo público.