Soy manizaleño, orgullosamente nacido, criado y educado en esta bella ciudad en un hogar espectacular. La vida me dió una vuelta inmensa que me llevó a convertirme en funcionario público como gerente de la Industria Licorera de Caldas, gobernador de Caldas y alcalde de mi ciudad en dos ocasiones. Nunca olvidaré esas bellas etapas.
En el trasegar de la niñez a la vida adulta en mi hogar me incentivaron el amor por las corridas de toros. Desde la década del 40 del siglo pasado un grupo de visionarios manizaleños liderados por José Restrepo Restrepo y Óscar Hoyos Botero entre otros se metieron en la empresa de construir la monumental plaza de toros que llevó a que en el mundo entero se diga que Manizales es la ciudad de las ferias en América. La construcción la realizó Robledo y Borrero y en diciembre de 1951 el alcalde Fernando Londoño Londoño dio inicio a las temporadas taurinas. Los promotores donaron la plaza al hospital infantil de la Cruz Roja y gracias a ello esta bella institución sigue siendo un orgullo también para la ciudad . Posteriormente, importantes manizaleños visitaron España y trajeron la esencia de los espectáculos españoles para darle vida a las ferias de Manizales que nos han dado fama a nivel mundial ante todo por ser una ciudad taurina. Reconocimiento eterno al alcalde de la época Mario Vélez Escobar. Ahora que surgió el cuidado de los animales (a lo que nadie se opone) nació también la idea de acabar con las corridas de toros. Si de no maltratar a los animales se tratara tendríamos también que acabar con los mataderos en todo el país y en el mundo. En las temporadas taurinas se enfrenta la inteligencia de un ser humano con la habilidad de un toro de lidia. Acabar con la temporada taurina de Manizales es sepultar las ferias de Manizales. A nuestra ciudad primero llegaron los toros y luego la feria anual. Por eso no se puede argumentar que acabemos con los toros y reinventemos la feria. Eso es imposible en una ciudad que se prepara cada año para recibir a propios y visitantes para que disfrutemos de 8 maravillosos días de fiesta alrededor de la hidalguía y alegría propia de los manizaleños y de una temporada taurina que no puede desaparecer.
Gústennos o no los toros, pensemos en el presente y futuro de Manizales. Hace muchos años dimos vida al festival internacional de teatro y trajimos figuras excelsas del arte y las letras a nivel mundial como Ernesto Sabato, Pablo Neruda y Miguel Ángel Asturias. Cada año también traemos los mejores toreros del mundo. Manizales es una ciudad con temporada taurina anual y otra ciudad sin ella. ¿Qué sería del pasodoble feria de Manizales sin temporada taurina?
“Toro de pena y desvío
sobre el redondel sonoro;
fingen caracolas de oro
las “Carretas del Roció”.
Toda la feria es un río
de júbilo y azucena
y el sol cierra su faena
con banderillas de estío”.
Protejamos lo nuestro. Si lo hacen los defensores de los gallos de pelea ¿por qué no lo podemos hacer los manizaleños?