Si el balance del Gobierno en el frente económico al que me referí la semana pasada es desastroso, no lo es menos en el frente social y político y en particular de la seguridad y la ‘paz total’.
Comencemos por los indicadores de pobreza sobre los cuales quiere construir el señor Petro su narrativa de éxito de sus políticas públicas. La verdad es que poco o nada tiene que ver Petro con este desempeño, por lo menos hasta el 2024, cuando anticipó que comenzaremos, muy a nuestro pesar, a ver retrocesos fuertes.
El estancamiento económico observado en 2023, resultado en buena parte de las medidas del Gobierno, empezó a subir la tasa de desempleo desde agosto de 2023, por lo que con seguridad las cifras de pobreza se revertirán este año. Entonces nada de sacar pecho con este indicador. Mal en el tema del empleo y también mal en el frente de la reducción de la pobreza.
Estos dos años sí sirvieron para acabar con el sistema de salud. Sin necesidad de reforma legal, el Gobierno ya consiguió estatizar el sistema tras haberlo asfixiado. La salud de siete de cada diez colombianos está en manos del Gobierno. El balance no podía ser peor. La falta de medicamentos terminará en una catástrofe sanitaria, responsabilidad exclusiva del Gobierno. Ni qué decir del fracaso con el piloto en la salud de los maestros, hasta ahora intocables.
Y cómo cerrar este balance negro sin referirme a la malograda ‘paz total’. Después de 28 acuerdos, las negociaciones con el Eln se encuentran paralizadas por causa de las exigencias de este grupo que ha resuelto apretar y humillar al Gobierno fijando plazos perentorios para que les levanten el estatus de terroristas y el Estado pase a sostenerlos.
Esta semana también tenemos en el menú de la ‘paz total’ un paro armado del Eln en el Chocó, donde, al igual que en Cauca y en todos los sitios donde tienen presencia, ya gobiernan. El secuestro de 100 soldados de élite en el Guaviare por una agrupación campesina claramente controlada por las disidencias de las Farc. Un episodio bochornoso para las Fuerzas Militares, todo en medio del cese del fuego, que por lo visto solo opera en una vía.
No hay un resultado en ningún frente de negociación y, como es natural, los cultivos de droga crecen, alcanzando la cifra de 250.000 hectáreas. Este y la pérdida de control en más del 30 % del territorio son los resultados de estas negociaciones. No hay que engañarse: hemos retrocedido 25 años en tan solo dos. Con razón la gran mayoría de colombianos siente que su principal preocupación es la inseguridad, que estamos perdiendo el territorio y que la paz va por mal camino.
De lo económico saldremos con enorme esfuerzo a partir de 2026, pero el legado de Petro en los temas de orden público será irreparable. Pero no todo son malas noticias. Esta semana tuvimos la visita de Harry y Meghan y también el cabezazo de cambiar el escudo nacional.