Terminamos la semana y la famosa comisión para seguirles ‘El paso’ a los mandatarios en campaña anunciada por la señora Procuradora solo consiguió suspender a los alcaldes de Nechí, San Pablo y Neiva. ¿Serán estos los únicos, cuando sabemos que prácticamente todos los gobernadores y alcaldes de Colombia tienen candidatos propios o están vinculados a alguna campana? La explicación se me ocurre más sencilla: prácticamente todos los procuradores departamentales son recomendados de los parlamentarios promotores de esas campañas y que participaron en la elección de la Procuradora. Total impunidad.
Y esperemos que hoy el señor Álex Vega, la Registraduría y sus sistemas no repitan el lamentable espectáculo de las elecciones parlamentarias. Este domingo todo puede ser peor, gracias a la generosidad de la Corte Constitucional y del Consejo Nacional Electoral, que permitieron la participación de decenas de nuevos partidos y de miles de candidatos avalados por firmas y movimientos de ciudadanos. Muy complejos escrutinios que se prestan para todo, particularmente en lugares donde se pronostican apretados resultados como lo son: Antioquia, sucre, Huila, Nariño, Magdalena y también Cali, Montería, Ibagué y Villavicencio. Donde cualquier cosa puede pasar en la Registraduría. Habrá que estar especialmente atentos, pero, a pocas semanas de la elección del nuevo registrador, bien harían los presidentes de las cortes en reflexionar si van a permitir que esta entidad siga capturada por los mismos que la han desprestigiado.
Hoy los grandes derrotados serán quienes hace cuatro años, bajo las banderas de la renovación y el combate frontal a la corrupción, consiguieron elegirse avalados por partidos como la Alianza Verde, el Polo, Mais, Colombia Renaciente y tantos otros que en alianzas eligieron a doña Claudia López en Bogotá, a Jorge Iván Ospina en Cali, a Daniel Quintero en Medellín, a Carlos Mario Marín en Manizales, a Juan Felipe Harman en Villavicencio, a Vilma Johnson en Santa Marta, a Juan Carlos Cárdenas en Bucaramanga y a William Dau en Cartagena, a los que se suman bastantes más que posaron de disruptivos e independientes.
Salen todos rajados en medio del descontento general con su gestión y en muchos casos, quién lo creyera, soportando gravísimas denuncias de corrupción. Qué fácil era hacer oposición, pero qué difícil les resultó gobernar. Qué bueno que en todas estas ciudades les pasen cuenta de cobro por lo menos en lo político y compensen en parte lo que los organismos de control no han sido capaces de hacer en estos cuatro años.
Este 29 la derrota del Pacto Histórico y sus inconvenientes propuestas debe ser también histórica. Invito a votar por los partidos de oposición y generar un hecho político que exprese lo que millones de colombianos sienten ha sido este primer año de gobierno. También a mirar con lupa a los partidos bisagras, porque todo indica que, superado el certamen electoral y sin la angustia de que los electores les pasen factura a partir del 1.º de noviembre, saldrán a las carreras a aprobar las reformas cuyo trámite estratégicamente dilataron en estos meses.
Dice el principal escudero del régimen, representante a la Cámara David Racero, que los resultados del domingo no son una evaluación de Petro ni un plebiscito contra su gobierno. Él y también Petro saben muy bien que esta descomunal paliza que van a recibir hoy en las urnas no tiene explicación diferente al descontento de la ciudadanía con el Gobierno y con el Presidente. Creo que este resultado será la antesala de lo que ocurrirá en 2026, tal como sucedió hace 4 años, cuando el Polo Alternativo y los ‘verdes’ y sus variopintos aliados triunfaron en buena parte de las alcaldías de ciudades capitales e intermedias. Ello les permitió luego incrementar su representación en el Congreso y finalmente llevar a Petro a la presidencia. Hoy muchos se lamentan, comenzando por la alcaldesa de Bogotá, pero ya es tarde para darse golpes de pecho.
Mi invitación para este domingo es salir a votar copiosamente y expresar nuestro rechazo al rumbo que está tomando el país mediante el respaldo a quienes sin eufemismos se han declarado en abierta oposición a Petro y constituyen, desde las ciudades y las regiones, el último dique de contención que nos queda. En este momento nadie debería ser un testigo indiferente.