Para empezar, fundado Manizales (1849), tras un hecho que se explica por la necesidad de una plaza de mercado para 400 familias que ocupaban el territorio, sobresalen no solo Marcelino Palacio quien le solicitó a la Asamblea de Antioquia crear el Distrito Parroquial, sino también Manuel María Grisales y Joaquín Antonio Arango que lideraron el proceso de erección de una aldea de bahareque con 20 manzanas, donde la carencia de empedrado para sus calles, y de acueducto y alcantarillado expresando grandes dificultades, no fueron freno para sacar avante esta comarca sumida en una economía de subsistencia hasta concluir el siglo XIX.
Pero terminada la guerra de los mil días, gracias al modelo capitalista que se implementa cuando las empresas que compran predios con mejoras vinculan por salario al colono, todo cambia: además de crearse el departamento (1905), y fundar el Centro de Historia (1911), la SMP de Manizales (1912), la Cámara de Comercio (1913) y el Instituto Universitario (1914), Carlos Eduardo Pinzón industrializa y exporta el café, facilitando esa visión urbanística que, tras los incendios de los años 1920, se expresa en una arquitectura republicana y un modelo urbano que abandona la retícula ortogonal para adaptarse a la topografía.
Dado que el país no se industrializa con caucho, tabaco o quina, gracias a la construcción del Cable Aéreo a Mariquita (1922) por los ingleses -quienes necesitan asegurar la carga para salvar sus inversiones saliendo por el Magdalena-, y al Ferrocarril de Caldas (1927) -obra de 117 km apalancada con recursos de la indemnización de EE. UU. por Panamá-, estos medios que suplen las portentosas empresas de arriería, sumados al impacto del café, hacen que el meridiano económico y político de Colombia pase por Manizales, una ciudad que gracias al civismo se reconstruye, como lo hizo el Padre Hoyos con la catedral (1927-1939).
Para entonces en esta urbe en apogeo, con empresas notables como la Chocolatera Luker (1906), la Trilladora la Estrella (1915), Curtidos Calle (1917), la Fosforera de Colombia (1917) y la Trilladora Oriental (1919), ya en 1929 se establecen Tejidos de Occidente -que se convertirá en Tejidos Única- y la Editorial La Patria; y en 1931 se constituyen la Jabonería HADA y en 1932 La Nacional de Fósforos. Pero creada la Federación de Cafeteros (1927), gracias al soporte de los Comités de Cafeteros también el agro se beneficia con escuelas, acueductos y puestos de salud, y más tarde con caminos rurales y la electrificación.
Construidas la Vía al Magdalena y la Troncal por Riosucio (1939), y recién creada La CHEC (1944), entran en escena “Los Azucenos” -Alonso Londoño A., Eduardo y Alberto Arango R., Germán Vélez S., Jorge Echeverri M., Luis González R. y Roberto Ocampo M.-, quienes fundan Seguros Atlas, Iderna, Incorsa, Coveta, Acerías Manizales, Diseños Modernos, y Maderas y Celulosa; e inciden en la creación de Cementos Caldas (1955), el Aeropuerto de Santágueda (1948) y la Corporación Financiera de Caldas (1960), entre otros emprendimientos como Herragro, Incolma, Química Suramericana, Talleres de Occidente y Metalmecánica de Caldas.
Pero luego del Centenario (1949), a pesar del apelativo de Departamento Modelo de Colombia y de contar con la creación de las universidades Nacional (1948) y de Caldas (1949), aunque la pujanza de poblados y veredas reflejaban la consolidación de la economía cafetera y se da la segregación del Eje Cafetero (1967) con beneficio para la provincia lejana sumida en el centralismo, llegan los funestos impactos ambientales de la revolución verde sobre el paisaje cultural cafetero y sobre la estructura demográfica al desruralizarse el territorio, al tiempo que con la migración se generan enormes pasivos ambientales sobre las laderas urbanas.
Y aunque se creó CRAMSA (1974) que será Corpocaldas (1991), y para la emergencia económica por el desastre del Ruiz (1985), se expide la Ley 44 de 1987 cuyos beneficios tributarios permiten crear empresas de las que 40 se consolidan, aunque con la Constitución Política (1991) dada la apertura económica, viendo el cierre de 20 importantes empresas y deteriorados los términos de intercambio del mercado cafetero, la ciudad se enfoca en tercerizar su economía sin grandes resultados, por dinámicas de la corrupción sumadas a la fragmentación social y urbana de Manizales, y sobre todo por la profunda crisis de liderazgo.