Al establecer para Caldas los ciclos del poblamiento en la ocupación espacial del territorio, podrían señalarse tres períodos claves: el primero de 260 años que se inicia hacia 1540 con las primeras fundaciones en tiempos de la Conquista y que pasa por la Colonia; el segundo de 170 años que parte de 1800 con la incursión de la colonización antioqueña, e incluye además de la transformación de Manizales en una ciudad, la crisis por la depresión del año 1929; y el tercer período del que apenas ha transcurrido un poco más de medio siglo, se inicia en 1970 con la inversión de la población rural a urbana, consecuencia de la incursión de monocultivos en zonas cafetaleras, durante un ciclo que pasa por la reforma constitucional de 1991 y cierra con la actual fragmentación espacial y social del territorio.
Lo anterior, permite identificar en cada ciclo los factores determinantes que han incidido en los desplazamientos de población entre territorios con características fisiográficas diferentes, para examinar la lógica que subyace en los complejos fenómenos urbanos o rurales y de adaptación ambiental que acompañaron los cambios culturales y económicos, donde la población que ingresa al territorio durante los procesos de colonización antioqueña sumados a la incursión de colonos provenientes del Tolima Grande y la región Cundiboyacense que llegan al oriente de Caldas, parte de la base europea del siglo XVI que acentúa su mestizaje con el indígena y se enriquece con los aportes de los esclavos africanos.
En el primer periodo, las fundaciones inician con propósitos de ocupación y extractivistas: sobre el corredor del Cauca, además de Cartago (1541), aparecen Marmato (1537), Anserma (1539), Santiago de Arma (1542) y Supía (1547); y por el naciente, Nuestra Señora de la Victoria (1557) después de fundada Mariquita (1551). Siendo difícil transitar la orilla del Cauca entre Cartago y Arma donde se gastan 6 días, la ocupación del territorio caldense estará condicionada a yacimientos auríferos, ya que, mientras en el siglo XVII Quiebralomo será la mina más grande del orbe, también antes de fundarse Riosucio (1819), el eje de la riqueza minera en este territorio fue San Juan de Marmato, la Vega de Supía y el Real de Minas de Quiebralomo. Y por el naciente, entre 1783 y 1791, Mutis hizo de Mariquita la sede de la Expedición Botánica (1783-1810) para explorar 8000 km2 de la cuenca del Magdalena.
En el segundo período, la pobreza en Antioquia conlleva a la emigración de campesinos a los baldíos del Sur, generándose la colonización de la ecorregión cafetera y la fundación de numerosos poblados, para consolidar una estructura democrática en la tenencia de la tierra gracias a un sistema capitalista, opuesto al de servidumbre que imperaba en Santander, Cundinamarca y Cauca soportado en latifundios. Allí Manizales fundada en 1849, ya en el siglo XX gracias a la industrialización del café, y al Cable Aéreo (1922) y al Ferrocarril de Caldas (1927) se transforma en urbe; y también con la Federación de Cafeteros (1927) al expandirse los beneficios de la caficultura a las veredas, brillarán los poblados y caseríos caldenses. No obstante, el impacto de la depresión por la recesión de 1929, generó la crisis del café y el paso de Colombia hacia una economía capitalista. Como referente, son de este período, Pereira (1863), La Dorada (1866), Pensilvania (1866), Manzanares (1867), Sopinga o La Virginia (1888) y Armenia (1889).
Y para el tercer período, con la violencia (1920-1960) sumada a los impactos de la revolución verde, como lo fue desplazar campesinos de las zonas cafeteras a medios urbanos, generándose con ello la crisis ambiental del modelo conflictivo de ocupación del territorio, las capitales cafeteras espacialmente se transforman, al tiempo que la corrupción aprovechando la fragmentación del territorio, sumada a los impactos de la apertura económica y soportada en la decadencia del liderazgo, además de profundizar la crisis por la desestructuración del tejido social en el medio urbano, son la principal barrera para resolver una pobreza acentuada por desequilibrios en NBI tanto para poblados como para zonas rurales, lugares donde a falta de una adaptación al calentamiento global, también los proyectos agrícolas y mineros de la economía extractiva presionan ecosistemas y amenazan cuencas abastecedoras de agua.