El cerro tutelar de la ciudad coronado por una cruz metálica desde 1951, definido como área de interés ambiental en el POT de 2017, y referente cultural, estético y paisajístico de Manizales, es el otero denominado Sancancio o La Camelia por Fermín López, quien desde 1837 se establece temporalmente al pie de sus laderas por lo que en 1903 ocupa su lugar Joaquín Arango Restrepo. Desde la perspectiva geológica, se trata de un domo volcánico de 1,2 millones de años, cuando se conforma una estructura ígnea asociada a la falla Villamaría-Termales, que es la fractura de distensión con dirección S 65° E donde también aparecen el domo Tesorito y el Flujo de lava Lusitania alineados con otros cuerpos de magma andesítico extruidos e igualmente de carácter monogénico.
Como antecedente, en 1998 la alcaldía de Manizales había convocado a la Universidad Nacional a desarrollar una propuesta integral para intervenir el morro Sancancio, iniciativa que aunque recogía la voluntad de los propietarios del lugar y era acorde con el Plan de Desarrollo “Manizales Calidad Siglo XXI”, no prosperó pese a que el proyecto magistralmente orientado y presentado en 2001 contempló además de senderos, zonificar en altura el morro y sembrarlo con especies nativas que expresaran con sus colores la biodiversidad del trópico andino. De otro lado, mientras en el POMCA del río Chinchiná (2013), se tenía que el cerro Sancancio con una superficie de 57,3 hay una altura de 2220 m snm, no presentaba riesgo de amenaza natural, la morfología en sus laderas mostraba cárcavas y escarpes como vestigios de deslizamientos y reptaciones asociados a áreas de pastoreo y deforestadas, que lo hacen vulnerable al cambio climático.
En suma, en el caso de Sancancio como área de interés ambiental ubicada dentro del perímetro urbano, el espacio debe estar destinado a usos de restauración, rehabilitación y recuperación de los ecosistemas que hacen parte de la Estructura Ecológica de Soporte del medio citadino, por lo que según la facultad dada a los municipios en el artículo 35 de la Ley 685 de 2001, no se permiten actividades de exploración o explotación minera tal cual ocurrió en el costado S-E con una cantera en épocas remotas. Actualmente en este estratégico lugar se debe promover la conservación y desarrollo ecoturístico bajo la connotación paisajística, incentivando el desarrollo privado y la integración predial, pero partiendo de un Plan de Manejo como el formulado en 2012, que podría ser actualizado o ajustado por Decreto Municipal para incorporar una figura definida en el Componente General de la Estructura Ecológica de Soporte: los beneficios de Transferencia de Derechos de Construcción hacia las áreas receptoras de los ámbitos normativos.
Por lo tanto, si desde 2017 el cerro Sancancio goza de la declaratoria de Área de Interés Ambiental, según consta en el Documento Técnico de Soporte elaborado por la Secretaría de Planeación de conformidad con las directrices de la Estructura Ecológica de la Componente Urbana, y a la solicitud de la SMP de Manizales tras la tragedia invernal de abril 19 de 2017, también ahora con el liderazgo de la benemérita se retoma el sueño de ciudad para recuperar a Sancancio como parte de un corredor biológico, construyendo senderos ecológicos para accederlo cuidadosamente dada su fragilidad que condiciona los usos para no comprometer su proyección futura y considerando que, siendo estrecha la cumbre del Morro, en lugar de un acceso vehicular podría construirse un bulevar peatonal y un sistema liviano de telesillas.
Finalmente, dotando el estratégico escenario de un mirador con locales, senderos y equipamientos, la propuesta de desarrollo turístico con enfoque ecológico previniendo usos conflictivos del suelo y que no puede olvidar la vocación de santuario del preciado lugar, también debería apuntarle al beneficio de los sectores populares del entorno vinculando a los jóvenes y mujeres cabeza de hogar, previamente formados en tecnologías blandas como aviturismo, culinaria, artesanías y música, con el concurso del Sena y de las universidades, en el marco de un proyecto de ciudad como el que se propone para el Cabildo Abierto de la Comuna Palogrande, que mira a largo plazo un biocorredor entre el Jardín Botánico, el Cerro Sancancio, el Batallón Ayacucho y el Bosque Popular El Prado.