Cierto día un sabio envió a sus jóvenes discípulos al bosque a recoger hongos para el almuerzo.
Ellos partieron, estuvieron toda la mañana en medio de los árboles y regresaron con el encargo.
Le mostraron al maestro hongos muy bellos, grandes y con un colorido atrayente y seductor.
El maestro les preguntó: Además de estos, ¿no vieron en el bosque otra clase de hongos?
Sí, dijeron varios, había unos descoloridos y un tanto arrugados, por eso los dejamos allá.
Bueno, acá tienen una lección bien importante para sus vidas: muchas veces la realidad es como los hongos.
Lo que se presenta con la mejor apariencia nos tienta, pero es tan venenoso como las setas coloridas.
La apariencia suele ser engañosa. No se guíen solo por el bello aspecto de las cosas o las personas.
@gonzalogallog