Había una vez una sabia profesora a la que le gustaba enseñar más con ejemplos, historias y ejercicios que con razonamientos.
Años más tarde se encontraron dos exalumnas suyas y, recordando el ayer, una le dijo a su compañera.
- Esa profesora nos enseñó a vivir y a pensar. Recuerdo muchas de sus sugestivas y valiosas enseñanzas.
Un día en el colegio nos pidió a todos los alumnos que pintáramos en los cuadernos el conocido símbolo del ying y el yang. Nos dijo:
- Siempre que haya una discusión o un altercado los invito a observarlo y preguntarse esto:
¿Por qué una línea sinuosa separa el lado oscuro del claro y en cada lado hay otro círculo pequeño del color diferente?
Les pidió escribir esto debajo del símbolo: “Nunca tengo la razón, solo tengo mi razón. Si no hay sombras no apreciamos la luz”.
La otra compañera dijo: “Lo tengo presente como si fuera ayer y también cuando nos dijo: “El borrador del lápiz nos recuerda que hay errores y no somos perfectos”.
@gonzalogallog