Varios estudios han analizado el impacto en la salud de breves ráfagas de actividad física de alta intensidad.
Edward Coyle, fisiólogo del ejercicio de la Universidad de Texas, EE.UU. lo ha estudiado.
Explosiones de cuatro segundos de actividad física rigurosa son muy efectivas. Pueden contrarrestar los efectos nocivos de permanecer sentado por periodos prolongados.
Él estudió a adultos jóvenes que pedaleaban en una bicicleta estática lo más rápido que podían. Lo hacían 5 veces cada hora con sprints de cuatro segundos en un periodo de estudio de 8 horas.
Su equipo observó que las pequeñas ráfagas de actividad mejoraban el metabolismo de las grasas.
Afirmó: “Comprobamos que las ráfagas son igual de eficaces que 30 minutos de ejercicio”.
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