Estas son palabras del propio Beethoven, 1770-1827: “per aspera ad astra”, o sea, un viaje hacia las estrellas a través de las dificultades.
En 1812 se agrava su sordera y llega la muerte de su hermano Kaspar que le deja la custodia de su hijo de 9 años. En 1801 Beethoven había perdido el 60% de la audición normal: oye sólo las vocales, pero las consonantes han desaparecido. Para 1816 la sordera es completa.
Además sufrió de crisis de asma, y episodios recurrentes de dolor abdominal, diarrea y constipación.
La vida de Beethoven fue un drama desde niño, cuando su padre lo obligaba a tocar piano, y no permitió que disfrutara su infancia.
Recordemos que pensó en el suicidio, pero no lo hizo “por mi amor al arte y mi fe”, según lo que se lee en el Testamento de Heilegenstadt, en 1802.
Beethoven empezó a tener problemas de sordera cuando tenía 27 años. Vivió 57.
@gonzalogallog