Abres una puerta de luz y esperanza si haces pausas para agradecer y alabar, por más ocupado que estés.
En situaciones difíciles y en momentos cruciales la oración y la meditación son tu mejor apoyo y tu fuente de energía.
Una pausa en estado de relax es siempre una experiencia tonificante, es tu conexión con Dios y con la vida.
Al dar gracias valoras tus bienes, reconoces tus bendiciones y alejas el inconformismo y el desaliento.
La gratitud deja resonancias de alegría en tu alma y te llena de paz cuando te acosan las pesadillas.
Igual sucede cuando sabes alabar y reconoces el amor y el poder del Padre, los ángeles y los seres de luz.
La alabanza y la gratitud son oraciones puras en las que no pides nada y avivas los rescoldos de tu fe y del amor.
El mal nunca es arrasador si estás con Dios y haces pausas para sentirlo, darles las gracias y alabarlo.
@gonzalogallog