¡ Cuán hermosas y sabias son las parábolas o historias con la que tú enseñabas, amado Jeshua!
Una de las que debe tocar el corazón es la que se conoce con un título no tan idóneo.
Es la del “hijo pródigo”, que debía llamarse “del hijo arrepentido y del padre misericordioso”.
Ese hijo malgasta toda la herencia llevando una vida desordenada y sufre en la escasez.
Reconoce su error, vuelve a casa y pide ser tratado como un jornaleo o asalariado.
Pero ese padre, que representa a Dios, lo mira con compasión, lo besa y exclama: “Traigan el mejor vestido y hagamos fiesta porque mi hijo estaba muerto y ha vuelto a la vida”.
El hijo mayor se enoja ante eso. ¡Ay, a veces podemos actuar así, con un corazón de piedra!

@gonzalogallog